Eso como resultado de que cada mes están ingresando a las cárceles entre 3.000 y 3.500 nuevos reos, según el Inpec, una cifra elevada si se tiene en cuenta que solo salen –en ese mismo periodo– entre 300 y 350, es decir el diez por ciento.

La situación es tan grave que el Inpec cree que para hacerle frente se necesitaría construir, cada mes, una cárcel nueva.

Los niveles de hacinamiento en los penales sobrepasa el 53 por ciento: hoy, en los 142 establecimientos carcelarios hay 40.586 presos de más. (Lea: Defensoría alerta crisis carcelaria en el país).

Y es que en este momento, dice el Inpec, hay 1.575 internos que ya cumplieron su pena, pero siguen privados de la libertad. Las razones van desde falta de jueces de ejecución de penas hasta lentitud en los trámites.

La reincidencia es otro de los factores que ha incidido en el hacinamiento. De hecho, una investigación de la Universidad de los Andes citada por el Ministerio de Justicia señala que, en la última década, el número de reincidentes aumentó en un 81 por ciento. Hoy, de los 116.000 presos, unos 15.000 ya habían estado tras las rejas. (Lea: Así es el día a día en la cárcel más hacinada del país).

“La función resocializadora de la pena se pone en entredicho cuando se evidencia que cada vez un número más elevado de reclusos vuelven a pasar por las cárceles, aferrando el concepto de los centros de reclusión como ‘escuelas del delito'”, señala un análisis de la Corporación Excelencia en la Justicia.

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