Los congresistas proponen crear dos nuevas salas de apelación, es decir, salas ante las cuales se surta la segunda instancia, de la siguiente manera: los fallos de la Sala Penal de la Corte podrán ser apelados ante dos nuevas salas: una integrada por tres magistrados que se encargue de todas las apelaciones en la etapa de investigación; la otra se encargará de las apelaciones en la etapa del juicio, incluyendo la propia sentencia.
Los nuevos magistrados de las dos nuevas salas serían nombrados por tres altas Cortes: la Constitucional, el Consejo de Estado y el Consejo Superior de la Judicatura.
La Sala Penal rechazó inmediatamente la propuesta. Está de acuerdo con la creación de las dos salas, pero propone que la primera sea de investigación y acusación, la segunda de juzgamiento y que la actual Sala Penal conozca en segunda instancia las sentencias que sean apeladas. Es decir, se crearían salas de instrucción y la Penal mantendrá su condición de dictar fallos en segunda instancia.
La Sala Penal tampoco está de acuerdo con la forma de elección; propone que los nuevos magistrados sean elegidos por ellos mismos, de una lista enviada por el Consejo Superior de la Judicatura, tal y como ocurre actualmente.
Las nuevas salas se llamarían Tribunales de la Corte, pero no harían parte de la Sala Plena de la Corte, que está conformada por 23 magistrados. Se trata de no alterar el quórum y de que la mayoría que se aplica cuando se debe tomar alguna decisión sea de las dos terceras partes de los asistentes o del total de los miembros, según está por definirse.
Los magistrados fueron claros en explicar que no se oponen a la aplicación de la doble instancia, pero proponen que todo el procedimiento se mantenga en la Corte Suprema de Justicia.
Un agente 001 le dijo a esta sección que los parlamentarios manifestaron que analizarían esta y otras propuestas porque la idea es llevar al seno del Congreso un proyecto consolidado y concertado con las altas Cortes.
¡… Amanecerá!