Como abogado, Jorge Eliécer Mosquera se vinculó al movimiento sindical en Colombia desde 1984. Actualmente hace parte de la Sala Laboral del Tribunal Superior de Cali.

Hoy, cuando el Senado realice las primeras entrevistas para elegir a los nuevos magistrados de la Corte Constitucional, este hombre nacido en un pueblo olvidado del Chocó y que fue albañil antes de ser abogado se jugará el partido más importante de su vida.

Ya pasaron 37 años desde que Mosquera Trejos se graduó como bachiller del Colegio Nacional Luis Lozano Scipión, en su Condoto natal. Y su oportunidad para ser el primer magistrado negro de la Corte Constitucional le llega en un momento en el que la ‘Obamanía’ recorre el mundo, tras el triunfo del candidato demócrata en las presidenciales de E.U.

De hecho, ha sido un fanático del ahora electo Presidente de los Estados Unidos desde hace cuatro años. Lo considera un hombre brillante, fruto de una nueva generación de estadounidenses con una visión global del mundo y que truinfó gracias a la seducción que generó entre la franja de jóvenes de ese país que lo ha seguido sin distingo de raza.

Pero su postulación no es un asunto de modas. La Corte Suprema de Justicia incluyó hace dos meses el nombre de Mosquera en su lista de tres candidatos para reemplazar a la magistrada Clara Inés Vargas.

Él, que es magistrado en la Sala Laboral del Tribunal Superior de Cali, se postuló en la convocatoria pública que hizo la Suprema para conformar las dos ternas que debe presentar al Congreso, de seis cupos que se renovarán en la Corte Constitucional en los próximos meses. Las otras sillas saldrán de sendos pares de ternas que envíen, cada uno, el Gobierno y el Consejo de Estado.

Mosquera no cree que el color de su piel haya influido en la selección, que se ganó en tres días de entrevistas con los magistrados de la Suprema. De hecho, dice que la raza nunca ha sido un obstáculo o una ventaja para conseguir sus metas, aunque tampoco duda de que Colombia es un país donde sigue pesando el racismo.

Por eso, asegura que si el Senado lo elige, lo histórico no será que haya un magistrado negro, sino un magistrado que fue sindicalista.

En 1971, recién aterrizado en Bogotá, tuvo que rebuscarse como maestro de construcción mientras se acomodaba.
Dos meses después pidió una cita con el entonces ministro de Obras Públicas Angelino Durán Quintero, con quien alguna vez habló en su natal Condoto, durante una gira que hizo el funcionario por el departamento, y le pidió ayuda.

Asi se convirtió en funcionario público. Su primer cargo fue de ascensorista, seis meses después pasó al departamento de Archivo y terminó de presidente del sindicato del Ministerio. En las noches estudió derecho en la Universidad Gran Colombia, de la que se graduó con honores.

En 1984 ejerció como asesor laboral y activista sindical en la Unión de Trabajadores de Cundinamarca (Utracun) e hizo parte de la primera junta directiva de la CUT.

“Soy un caso particular: no hice carrera en la judicatura. De sindicalista salté de una vez a magistrado de un tribunal”, dijo Mosquera al referirse a su carera como jurista.

Si es elegido a la Corte Constitucional, dice, va a trabajar para que el tema de la igualdad no se quede en los enunciados. Y sobre Obama, del que tanto le han hablado por estos días, asegura que su triunfo modificó la forma como mirarán las cosas en el mundo.

El Tiempo / 11 de noviembre de 2008