El proyecto Conciliación y Equidad, diseñado hace 8 años y coordinado por Álvaro Huertas, un mecánico pensionado, es uno de los siete que la Corporación Excelencia en la Justicia (CEJ) ha reconocido este año como ejemplos de buenas prácticas en esa materia.

En dos años, el grupo ha resuelto definitivamente, y por las buenas, unos 3.500 conflictos.

Huertas dice que la propuesta tuvo tanto éxito en ese municipio que tuvieron que habilitar, además de la Casa de Justicia, 11 puntos de atención a la gente que busca arreglos con equidad, esos que llegan pronto y dejan a las partes satisfechas.

La fortaleza del proyecto de Huertas es que, según sus estadísticas, el 86 por ciento de los acuerdos se cumplen. Los que no se van a manos de jueces que, de todos modos, no parten de cero sino que retoman los procesos iniciados en la Casa de Justicia y hacen cumplir los acuerdos.

En el sur del Tolima, entre los municipios de Chaparral, Coyaima y Ortega, hay otro proyecto que la CEJ considera digno de imitar. Allí opera la Casa de Justicia del Sur del Tolima, que trabaja con el Tribunal Superior Indígena para resolver los conflictos entre los descendientes de pijaos y paeces que son mayoría entre la población en esa región.

Nelson Uriel Romero Bossa, el promotor del proyecto, cuenta que por cuatro años la comunidad esperó que la justicia ordinaria resolviera el caso de un indígena que apuñaló a otro en un brazo en una pelea de tragos. Finalmente el proceso llegó a la Casa de la Justicia. ¿El resultado?

Se logró no solo llegar a una conciliación en unas horas sino que el castigo -que fue la indemnización de 2.500.000. a la víctima- fuera recibido entre la comunidad como “justo”.

“Para las comunidades indígenas ir a la cárcel no es un castigo.
Es ir a comer y a dormir. Pero la indemnización para el afectado ayudó a resolver el malestar, se dieron la mano y se fueron”, afirma Romero Bossa.

Se convierten en modelo

Gloria María Borrero, directora de Excelencia a la Justicia, resalta que la mayoría de problemas en esta materia se resolverían con una mejor gestión: “Probablemente no necesitamos grandes reformas constitucionales para que hay un mejor sistema de justicia”.

El primer premio, hace dos años, se lo ganó la Fiscalía de Itagüí, que a mediados de los 90 encontró una herramienta para ponerse al día: sistematizar la información y tener registro organizado de los procesos. “Esto les permitió evacuar casos similares y agrupar temas”, recuerda Borrero. Ahora, el mismo modelo será aplicado por la Fiscalía en Envigado.

La Corporación, que hace dos años tuvo que salir a buscar a quienes participaran en la primera edición de su premio, recibió esta vez 27 postulaciones.

Los otros cinco finalistas

1. Barra de Defensores. Busca la capacitación de los defenso- res públicos. Lo promueve la Defensoría del Pueblo.

2. Círculos Juveniles para la reconciliación ciudadana. Promueve programas de paz entre los jóvenes en riesgo en Tumaco (Nariño) . Lo impulsa el Juzgado Promiscuo de Familia.

3. Nuevas tecnologías. Es del Juzgado Segundo Promiscuo municipal de Rovira (Tolima).

4. Gerencias de Casos. Es de la Fiscalía y busca mejorar la gestión en la administración de Justicia.

5. Mejoramiento de la investigación del Delito Sexual. Lo adelanta la Fiscalía en Bogotá.

 El Tiempo / 28 de octubre de 2008