Si bien el reglamento interno de la Alta Corporación exige una mayoría cualificada y no la simple mitad más uno, esa no es razón suficiente para tan prolongada decisión.

Hoy no hay vacío en esa dignidad pues la norma permite la figura del encargo, que corresponde al primero en orden alfabético, en este momento, el magistrado Jaime Arrubla Paucar.

Sin embargo, no se entiende por qué algo tan sencillo y rutinario se convierte en motivo de apetitos judiciales.

De la Corte se espera ante todo sabiduría y prudencia en su actuar. Lo que menos quiere ver la sociedad es a sus jueces en rebatiñas burocráticas, como las que al parecer han impedido que se pongan de acuerdo sobre un nombre.

El Colombiano / 22 de abril de 2009