Por otro lado, el consejero Marco Antonio Velilla, quien reemplazó al también magistrado Juan Ángel Palacio en medio de un escándalo, a pesar que en varias oportunidades siempre obtuvo menos de cinco votos, en las últimas votaciones ha sumado simpatizantes y desplazó al fondo de la tabla al ex ministro Camilo Ospina, por lo que podría dar la sorpresa cuando se reanuden las votaciones.

Incluso hay quienes dicen que después de varios meses, algunos magistrados estarían destapando sus verdaderas cartas, para darle la victoria a Velilla.

Lo cierto, es que en este proceso lento de escogencia del director del ente acusador, que viene desde julio del año pasado, han mediado escándalos, injerencias de otros poderes del Estado, renuncias y polémicas.

También se ha rumorado bastante. Por ejemplo, se ha dicho que la Corte Suprema estaría esperando a que haya cambio de Gobierno para escoger el jefe del órgano investigador.
Lo que está claro, es que ya quedó superada la polémica de si la terna es inviable o no, lo que ocasionó uno de los más graves roces entre la Corte Suprema y el Ejecutivo, donde incluso se escucharon improperios.

A mediados del mes de octubre del año anterior, la alta Corte había declarado por tercera vez la terna como inviable, argumentando la falta de preparación de los postulados en derecho penal, pero que en el fondo era rechazando la terna “de un solo aspirante”, como lo habían dicho algunos analistas, que veían en el próximo fiscal, un fiscal de bolsillo del Gobierno.

Por su parte, el presidente Álvaro Uribe siempre sostuvo que el ser penalista no era un requisito exigido por la Constitución para llegar a ser Fiscal.

De todas maneras, las presiones del Ejecutivo sobre la Corte para que escoja Fiscal General, no han parado este año, pues hace unas semanas cuando varios imputados por los falsos positivos salieron libres por vencimientos de términos, el Gobierno salió a decir que era culpa por incompetencia de un fiscal encargado, refiriéndose a Guillermo Mendoza Diago.