Y es allí donde podría uno tener el mayor reparo frente a lo que contenía el espíritu legal de dicha Ley, pues se le daba al organismo policial la discrecionalidad de investigar y determinar el sujeto responsabilidad del hecho llevándolo hasta la cárcel. Además, y según algunos estudios que facultades de derecho y ciencias jurídicas vienen adelantando en el territorio colombiano, dicha labor podría estar ocultando la verdad de lo que acontece en el país en materia de inseguridad, delincuencia urbana o conductas nocivas contra el patrimonio.

¿Por qué ? Porque según se ha conocido en dicha investigación académica preliminar, muchas veces algunos miembros de la institución uniformada ni siquiera registraban las denuncias ciudadanas por considerarlas mínimas o pequeñas, las cuales precisamente eran de competencia de la nueva ley de Pequeñas Causas; mucho menos, adelantaban la investigación judicial con el rigor, la dedicación y el tiempo necesarios que cada caso requería.

El problema con todo ello es que al no recibir, registrar en libros o al desanimar a la víctima frente a lo que realmente podría llegar a hacerse con las contravenciones denunciadas, se iba creando a través de la estadística y la falta de registro una especie de desaparición oficial de dichos delitos al no quedar consignados en documento o sistema alguno. Luego de lo cual, autoridades tanto civiles como policiales, podrían, sin querer, entregar cifras drásticas de reducción de delitos cometidos en su jurisdicción, dando una falsa idea de seguridad que en realidad no existía y estaba muy distante de la realidad.

No nos digamos mentiras. A todos nos ha tocado el famoso caso de escuchar en una estación de policía, CAI o Inspección, el argumento aquel de que “no vale la pena que se ponga a perder tiempo en hacer la denuncia, porque se gasta más en su tiempo y papelería que en dar resultados concretos y crear falsas ilusiones”. Lo malo de ello es que el ciudadano se vaya creando la idea de que por dicha razón la justicia no existe y es mejor tomársela por las propias manos o aplicar justicia privada; lo cual hizo carrera de manera aguda en nuestra sociedad a lo largo de los últimos 50 años y hoy nos tiene como nos tiene. Lo bueno de que retorne a cuerpos técnicos judiciales y a fiscales el conocimiento de las pequeñas cusas no es que se vaya a aplicar rigurosa justicia, sino que de alguna manera quedará un registro real en los archivos judiciales de la seguridad o inseguridad que se vive en el territorio nacional.

ÓPTICA PERIODÍSTICA – NELSON GERMÁN SÁNCHEZ PÉREZ -GERSAN-

El Nuevo Día / 15 de septiembre de 2008