Es una de las primeras observaciones de Camilo Calderón Rivera al asumir como nuevo director de la Corporación Excelencia en la Justicia (CEJ), en reemplazo de Alfredo Fuentes, nombrado como Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes.

Calderón Rivera, de 38 años, ha estado vinculado con el mundo de la justicia en Colombia no sólo como abogado de la Universidad del Rosario, como catedrático universitario, como Secretario General del Ministerio de Justicia y como Contralor de Bogotá (1995-1997), sino y, de manera particular, porque su padre Fabio Calderón Botero fue uno de los magistrados sacrificados en la toma del Palacio de Justicia, en noviembre de 1985.

Uno de los principales propósitos del nuevo director de esta Corporación -que desde 1996 trabaja por el mejoramiento de la justicia en Colombia- es el de ayudarle al ciudadano común a hacer uso de todas las herramientas jurídicas que consigna la Constitución del 91.

Cuál será su prioridad en la Corporación?.

Hasta ahora estoy evaluando la situación. Pero podría adelantar que me propongo que la Corporación tenga mayor presencia en todos los estamentos de la sociedad, una relación más estrecha con los órganos de la Rama Jurisdiccional y sobre todo que logremos un impacto social mayor dándole a conocer a los ciudadanos comunes y corrientes cuáles son sus derechos, con qué acciones puede contar, como pueda acceder mejor a la justicia.

Cuál es para usted el problema más grave de la justicia en Colombia?.

Es un sistema en desarrollo. Para nosotros es muy nuevo, es una organización judicial de 10 años, mientras en otros países tienen décadas. En tan poco tiempo no se le puede exigir que sea eficiente y eficaz.

Ahora, es necesario adecuar el sistema a las realidades del país. Hay sistemas judiciales que fueron pensados para países que están en calma, pero nuestro país está en crisis. Y eso hace, a su vez, que el aparato de justicia se congestione. Entonces hay que crearle a la justicia una estructura que le facilite la recolección de pruebas y la solución de conflictos de manera mucho más expedita. Se necesitan legislaciones extraordinarias para abordar las soluciones.

Se refiere a una legislación de guerra?.

Hablar de legislación de guerra en abstracto suena demasiado fuerte, suena como si fuera para darle vía libre a la violencia. Si la legislación de guerra es para hacer más expeditas las investigaciones y la recolección de pruebas, el enfoque cambia. Si es una legislación de guerra que garantice los derechos fundamentales no tiene problema alguno. Pero si es legislación de guerra para echar más bala, la expresión la hace odiosa.

El Tiempo / 23 de enero de 2001