Hernando Herrera Mercado, director ejecutivo de la CEJ. / Crédito: Archivo CEJ.

Bogotá, 8 de junio de 2022. A continuación se reproduce la columna de nuestro director ejecutivo, Hernando Herrera Mercado, publicada en Ámbito Jurídico. El texto fue tomado de su página web.

La Universidad Externado es una de las más prestigiosas y respetadas instituciones educativas de Colombia. En sus aulas centenarias, ha sido formada gran parte de los más reputados juristas y tratadistas del Derecho. El Externado es, además, sinónimo de “libertad”, así lo registran los antecedentes históricos de su fundación que revelan cómo esa casa académica fue el gran acicate para que las juventudes de las postrimerías del siglo antepasado “obraran libremente en un país donde imperaba un régimen cavernario”.

Ahora bien, aunque quien escribe estas líneas es egresado de facultad distinta (mi querida Universidad del Rosario), son varios los vínculos que de antaño me atan a la que, con algo de confianza con la bienquista comunidad externadista, llamo “apreciado” Externado. Para ratificar el peso de esos inquebrantables nexos, arranco por manifestar que fue en esa casa del libre pensamiento donde, en virtud de inmerecida invitación del maestro Fernando Hinestrosa, me desempeñé, por primera vez, como profesor titular. Justo resaltar que, al otorgarme tal distinción académica, el rector Hinestrosa destacó que, de paso, homenajeaba a dos de los más importantes constitucionalistas colombianos del siglo XX, Jaime Vidal Perdomo y Luis Carlos Sáchica Aponte, a quienes, en ese momento, como otra invaluable presea que conservo con orgullo, acompañara en el ejercicio de la cátedra como su profesor auxiliar en el Rosario. Se comprenderá aún más la razón de esos indisolubles nexos personales con el externadismo, si sumo a lo dicho que ilustres graduados de tal institución fueron algunos de mis superiores jerárquicos: Antonio José Cancino, fungiendo como uno de sus asesores en la Comisión Especial Legislativa (que siguió a la Constituyente); Andrés González Díaz, desempeñándome como su secretario privado en el Ministerio de Justicia y del Derecho, y el mismo Hinestrosa, quien fuera presidente de la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Bogotá, cuando ejercí la dirección de dicho centro arbitral.

Igualmente, para hablar ahora en plural, y en nombre de toda la generación de rosaristas de la época de la Séptima Papeleta, los vínculos con el Externado se refuerzan en el significativo hecho de haber tenido como parte de nuestros maestros a un talentoso grupo profesoral proveniente de esa universidad, y que encabezaban Ramiro Bejarano, Jaime Bernal Cuéllar, Antonio José Cancino, Emilssen González de Cancino, Hernán Fabio López y Hernando Morales Molina. Fueron, ni más ni menos, los encargados de nuestra formación en materias tan transcendentales, como las ligadas al derecho procesal, al derecho romano y al derecho penal.

En consecuencia, en razón de esas ataduras afectivas con dicha institución, que, entre otras cosas, siempre me ha acogido como “propio” (dispensándome honores académicos, recibiendo de algunos de sus ilustres egresados invaluable formación jurídica, recibiendo de otros inmerecidas designaciones profesionales o sosteniendo con muchos de los miembros de su comunidad amistades duraderas), me he tomado la licencia de opinar respetuosamente sobre los asuntos del buen suceso del Externado. Por ello, registro con enorme complacencia la afortunada designación de Emilssen González de Cancino como nueva decana de su Facultad de Derecho. La muy respetada Emilssen es una académica consagrada, jurista de formación sólida, mujer consistente y vertical, que, adicionalmente, se ha destacado como gran humanista y pensadora. Su postulación a esta dignidad se sustentó firmemente en la defensa de los valores del Externado (que tan señorialmente representa), en su ejemplar carrera académica en esta institución en la que ha sido reconocida como profesora emérita, directora del Departamento de Derecho Romano y del Centro de Estudios sobre Genética, y en su trayectoria como miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia y como conjuez de la Corte Constitucional.

Enhorabuena por el siempre querido Externado por esta designación e, igualmente, por el buen trámite de un proceso de selección conducido con buen tino por su serio y decente rector, Luis Hernando Parra, que, además, involucró los estamentos más representativos de esa universidad, y en cuya convocatoria concurrieron también otros serios juristas, como Rengifo, Robledo, Velandia, Vela y Rodríguez.

Lea la columna aquí.