Asimismo, en un estudio sobre los mapas de riesgos de la corrupción judicial en Colombia, la CEJ juntó con Transparencia por Colombia logró identificar algunos términos del argot propio y las mañas más comunes en este fenómeno:
Respecto al argot se encontraron clasificaciones de posibles autores como:
– “Cruceteros” (abogados o familiares de funcionarios judiciales)
– “Los Diez Millones” (jueces)
– “Dueños de juzgados” (Magistrados)
– “Mafias” (familias de funcionarios judiciales)
– “Redes” (Fiscales + abogados que negocian e imponen tarifas)
Entre las prácticas más comunes o “Mañas” se encuentran:
– Los fallos ya están elaborados antes de las audiencias (extensivos).
– El reparto se manipula.
– Las mafias de los remates.
– Los peritazgos amañados (automotores).
– Pruebas contaminadas.
– Manipulación de expedientes (incluyen documentos extemporáneos).
– Se engavetan los procesos en primera instancia “para que trabajen los de segunda instancia que ganan más”.
Finalmente, la CEJ hace énfasis en que aunque existan prácticas y mafias como estas, que sin duda deben ser desmanteladas, no hay que generalizar, ni dejar de reconocer la labor de otros funcionarios judiciales que con su honestidad y disciplina trabajan por una mejor justicia para los colombianos.