Su Vicepresidente, Francisco Santos, entró a la pelea al sostener que los jueces pueden estar usurpando funciones porque pretenden suplantar la voluntad del poder Ejecutivo, designado por la Carta Magna para elegir a los aspirantes.

El Presidente de la Corte, por su parte, insiste en declarar inviable la terna, anuncia que acudirá a instancias internacionales para solventar las diferencias y denunciar presiones, y afirma que no son ningunos mentirosos sino que el Presidente les entendió mal.

La pelea, más propia de patio de vecinos y ventilada por ambas partes en foros públicos y en los medios de comunicación, es vista por algunos como un riego a la institucionalidad. Tanto la senadora Martha Lucía Ramírez, de las toldas uribistas, como el senador Jorge Enrique Robledo, del socialista Polo Democrático, consideran muy grave el enfrentamiento y la interinidad de la Fiscalía.

De hecho, Gran Bretaña y Estados Unidos, que proporcionan fondos y asesoría para que los fiscales desarrollen mejor su labor, han congelado las ayudas hasta que sea nombrado un funcionario en propiedad.

Para Robledo, debe ser el Presidente Uribe quien ceda y cambie la terna en lugar de echar gasolina al incendio con expresiones altisonantes impropias de su cargo. Y le preocupa que el mandatario hable de “Golpe de Estado” de la Corte, porque puede indicar que está pensando en saltarse las reglas del juego en algún momento.

Ramírez reparte culpas por igual, si bien cree que deben buscar una salida pronta aunque nada hace presagiar que eso ocurra.

Las previsiones apuntan a que no habrá nuevo Fiscal hasta el año próximo pese a que debería haber sido nombrado en agosto pasado. Varios analistas auguran que los jueces esperarán a que la Corte Constitucional emita fallo sobre el referendo que permitiría una segunda reelección de Uribe y eso no ocurrirá hasta febrero o marzo próximos.

El Procurador General de la Nación, que se reunió en la mañana del martes con Uribe, ofreció sus buenos oficios para despejar diferencias, aunque no está claro que su papel pueda ser determinante en estos momentos. Fue magistrado de la Consejo de Estado y mantiene buenas relaciones con antiguos compañeros de los altos tribunales y con el gobierno. Pero la pelea ya adquirió tintes personales, la terquedad ha sustituido a la razón, y pocos prevén avances inmediatos con o sin mediador.