La Corporación Excelencia en la Justicia no cree conveniente derogar el Congreso porque desestabilizaría el país.

En medio del agite político de la semana un dato no pasó de largo: el trámite de la reforma a la Justicia le costó a los colombianos 5.444 millones de pesos. La revelación la hizo la Corporación Excelencia en la Justicia que acompañó el proyecto de acto legislativo, que trató de acercar a los poderes durante los debates, y que se unió al comité promotor del referendo derogatorio para sepultarla junto con los micos que fue conciliada.

Su directora ejecutiva, Gloria María Borrero , no quiere hablar de esas cifras, a las que considera un “error de la corporación” porque “cada uno estaba trabajando en sus cosas”. En lo que sí insiste es en que si bien integraron el comité revocatorio una vez archivado no consideran necesario seguir con esta idea, la cual podría revivir si la reforma entra en vigencia a través de algún acto legal. Tampoco cree viable derogar el mandato de Congreso a través de una iniciativa popular porque sería “desestabilizante en las actuales circunstancias del país”.

¿En qué momento se pasó de una reforma a la Justicia a una reforma política?

“Fue presentada con algunas cosas buenas, se fue dañando en el debate y se dañó definitivamente en la conciliación. ¿Desde cuándo se desvió a una reforma política? Desde el primer momento, cuando terminó la audiencia pública en la que nos oyeron a las ONG y la academia, el único tema del que hablaron los senadores era de la pérdida de investidura y el sistema de aforados, eso no lo traía el proyecto del Gobierno”.

Si la discusión de la reforma a la Justicia fue complicada, su hundimiento en el Congreso se convirtió en un circo. ¿Cuáles son las consecuencias?

“Apenas las estamos viendo. La renuncia del ministro Juan Carlos Esguerra es el principio. La baja en las encuestas de todas las instituciones es unaconsecuencia muy importante. No veo reacciones por parte de la judicatura que tiene que hacer un propósito de enmienda y demostrarle al país que están dispuestos a transformarse sin una reforma constitucional. No sé si el Gobierno se vaya a arriesgar a presentar una nueva reforma a la justicia, en este momento no sería conveniente. (…) Hay temas que no se presentaron por ser muy polémicos pero que son necesarios para la transformación de la Justicia”.

¿Cuáles?

“La tutela, el lugar que le corresponde a la Fiscalía en la arquitectura del Estado, el precedente judicial y hay que mirar muy bien si es conveniente que entren al gobierno judicial los presidentes de las cortes (…) Hay que hacer estudios de cuánto nos va a costar esta reforma, cuáles serán sus estrategias para su ejecución. Esas son experiencias que hemos aprendido de este proceso porque creo que improvisamos mucho”.

Usted dice que la judicatura debe reformarse por dentro, ¿cuáles son esos cambios?

“La actitud, tienen que estar abiertos a las críticas y entender que las cosas están funcionando mal. Tienen que ser muy responsables en la designación de sus magistrados, jueces y de los otros funcionarios del poder judicial, hay que empezar a nombrar a la gente por méritos. Ser responsables en la implementación de los nuevos códigos procesales y propiciar una adecuada capacitación de los jueces y operadores de esas nuevas reformas. Mejorar la calidad de sus fallos, hacer políticas anticorrupción hay muchas cosas que se pueden hacer desde adentro”.

PROTAGONISTA

Gloria María Borrero, excelencia en la Justicia

La crítica fue permanente

La Corporación Excelencia en la Justicia hizo duros cuestionamientos al proyecto de acto legislativo por considerar que se cambió el interés de modernización, eficiencia, celeridad y calidad de la administración de justicia a poner en primer plano el aparato judicial y disciplinario que se aplica para las altas cúpulas del Estado.