Luz Yaneth Forero, directora del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, fue actora de primera línea con motivo de la reciente entrega de los restos del coronel Luis Enrique Guevara, muerto en cautiverio hace casi 5 años.
Medicina legal en un tiempo récord hizo el estudio científico que le permitió a la justicia colombiana tener la certeza de que los restos entregados por las Farc, corresponden a los del coronel Guevara.
La funcionaria, quien estuvo en el Quindío previo al proceso, dialogó con la dirección y recalcó en la eficiencia de la seccional en la región, además de la labor que desempeña el instituto.
Los propósitos de la llegada de medicina legal al departamento
Básicamente vinimos a visitar el Eje Cafetero en el ejercicio que se hace desde la dirección general de medicina legal de acercarnos más a la regiones, conocer sus necesidades, afanes, problemas. A veces nos encontramos en el nivel central y es difícil ver cómo es la práctica, la realidad, cómo estamos operando. En el Eje tenemos una importante regional compuesta por los tres departamentos de este sector, entonces empezamos a hacer unas visitas.
Esta es una institución con más de 90 años de vida y es usted la primera mujer colombiana en ocupar la dirección nacional. ¿Cómo se produce esta decisión?
El señor fiscal general de la nación decidió, mediante una revisión interna a mi hoja de vida, encargarme de la dirección de la institución.
¿Cuáles son los avances a partir del 91, cuando empieza a tener vigencia la Constitución, en la ciencia forense en Colombia?
Podemos decir con orgullo que la ciencia forense de Colombia es de exportación. Debemos señalar que desde la Constitución del 91 hemos ganado temas de cobertura de servicio forense, con mucha tecnología de punta, entonces estamos trabajando con los estándares internacionales.
En el caso regional, ¿cómo funciona medicina legal en el Quindío, de qué recursos dispone?
Para nosotros la seccional del Quindío es modelo y nos enorgullece mucho sobre todo por el esquema y el modelo de atención que tenemos en la prestación de los servicios forenses.
Tenemos 14 personas en nuestra planta entre asistentes forenses, médicos, psiquiatras, sicólogos, en fin, personal básico para la atención de estos servicios. Fuera de eso tenemos un modelo de atención donde trabajamos de manera compartida con el sector salud y este es un esquema muy interesante. El ejercicio forense requiere de habilidades que se evidencian en la práctica y en el Quindío contamos con esa gran ventaja donde todos los casos forenses son abordados directamente por la institución.
¿Puede deducirse entonces que medicina legal del Quindío hace dinámica a la administración de justicia?
Por supuesto, en este sentido el hecho de que actúe personal idóneo y capacitado para la práctica de casos judiciales, hacen que la calidad de la justicia sea muy apta para la toma de decisiones.
Cuando se tiene una responsabilidad nacional, seguro que encuentra en las regiones aspectos en los que es indispensable la colaboración de las autoridades y comunidad. ¿Qué tendría que decirle a los quindianos?
Encontramos que las relaciones interinstitucionales son demasiado dinámicas y adecuadas, que hay un permanente trabajo de cooperación y ayuda en la región.
Se tiene el concepto de medicina forense relacionado con la muerte, ¿cómo podemos explicar la función que cumple en otros aspectos como la vida?
Esa ha sido una de las grandes encrucijadas que venimos adelantando en medicina legal. Quitar ese imaginario de medicina legal, sinónimo muerte. Tenemos demasiadas fuentes de trabajo sobre todo orientadas con la responsabilidad social y que nos ha caracterizado durante 100 años. En el instituto valoramos víctimas no fatales de violencia y accidentalidad para hacer dictámenes y solucionar situaciones jurídicas. Tenemos un centro de referencia nacional de la violencia que recoge toda la información en el país, para luego darla a conocer en publicaciones y sobre todo para que las entidades encargadas mejoren determinadas situaciones que perjudican a la comunidad. Tenemos una escuela de medicina legal que es la encargada de transmitir todos los procesos formativos de medicina forense. Entonces podemos notar que en realidad sólo a un 5% se limita la valoración de la muerte en medicina legal.
¿Qué se proponen que sea indispensable y para bien del país en medicina legal?
Entre los proyectos institucionales hay cosas claves. Queremos trabajar mucho los temas de infraestructura. El instituto en este momento tiene más de 130 puestos de atención en el país, pero sólo 17 puntos son propiedad de medicina legal, el resto trabajamos al lado de los hospitales, comodatos, alquiler. Todos estos espacios no ofrecen las condiciones adecuadas para prestar un servicio digno a la comunidad. En Armenia acabamos de trasladarnos a una edificación donde se le está dando mayor dignidad y dinamismo a los casos forenses en la región. Hay que hacerle un llamado a las autoridades locales, porque este trabajo es apoyado desde las secretarías de gobierno, el sector salud, entre otros, para que nos permitan establecer la prestación de servicios adecuados.
Es la primera vez que eligen a una mujer en su cargo. ¿Qué le sirve como experiencia y porque se demoraron tanto para hacerlo?
Es paradójico porque si miramos la historia institucional, la medicina forense en Colombia ha estado rodeada de mujeres durante una gran parte de su existencia. Hemos tenido directores regionales que han sido mujeres y muchas personas que han ocupado cargos de peso en la institución. Pero es la primera vez que pasa esto de llegar al cargo de dirección nacional. Es una experiencia bastante enriquecedora, interesante y tenemos la fortuna de trabajar en la institución muchos años atrás, de conocerla. Las mujeres tenemos un estilo de dirección diferente y eso lo estamos tratando de llevar a donde vamos, obviamente mezclando aspectos organizacionales, de planeación, de control, pero también esa parte humana y afectiva que caracteriza a las mujeres.