El representante Miguel Gómez Martínez explica que eso no es lo mismo que una constituyente.

Usted es uno de los que lideran en el Congreso el movimiento pro constituyente. ¿Qué es lo que buscan?

El gobierno del presidente Juan Manuel Santos sostiene que las instituciones de Colombia están funcionando bien y que por eso no hace falta una figura semejante. Por el contrario, está demostrado que los poderes públicos están en crisis. La justicia está en crisis, el Congreso está en crisis y la capacidad de ejecución del Gobierno está muy cuestionada. Hay unas reformas que el país tiene que hacer y que no se pueden hacer por el Congreso, porque este no va a dejar que pasen adelante. La fórmula es una asamblea constitucional, no constituyente.

¿Cuál es la diferencia?

Que la asamblea constituyente, como todo poder constituyente, es omnímoda. La asamblea constitucional, en cambio, tiene solo el poder de hacer una reforma limitada de la Constitución.

¿Por qué entonces el Gobierno insiste en que es un salto al vacío? ¿Que uno sabe dónde empieza, pero no dónde termina?

Pues no es cierto. El poder constituyente es ilimitado. El poder constitucional es limitado. Se convoca con un fin preciso, que establece previamente una ley. Y no solo esa ley tiene control constitucional, sino también las modificaciones que le haga a la Constitución la asamblea constitucional. En el Gobierno no se han leído el proyecto, porque está haciendo carrera eso de que nadie lee nada. ¿Pero cuál es la contrapropuesta del Gobierno? Ninguna. El inmovilismo. Yo, por lo menos, tengo esta propuesta para desbloquear las instituciones.

Pero la ley que convoca a la asamblea constitucional pasa obligatoriamente por el Congreso…

En la parte inicial seguramente la iniciativa la tiene el Congreso, y si dice que no, no vamos para ningún lado. Pero de ahí en adelante lo que estoy proponiendo es que en esa asamblea constitucional no puedan participar congresistas ni excongresistas ni expresidentes. Que aprovechemos para renovar la clase política.

El vicepresidente Angelino Garzón llamó al senador Vélez a apoyar la constituyente de ustedes, pero después se arrepintió…

Me parece que las declaraciones del presidente del Senado que dicen que hay que someter al Vicepresidente a un examen médico son inhumanas e inaceptables, sobre todo viniendo de un médico como Roy Barreras. Así no se trata a un paciente que está en etapa de recuperación. No se hace política con la salud de una persona. Eso es indigno e indignante. Casi siempre he discrepado de las posiciones del vicepresidente Garzón, pero fue elegido por los colombianos en el mismo tiquete de Juan Manuel Santos. Y en este unanimismo que hay en Colombia, me parece bueno que haya voces que pongan a pensar al país, como la del vicepresidente Garzón.

¿Existe la secreta misión de sacar adelante una constituyente, pero para desbloquear la reelección de Álvaro Uribe?

Los tres puntos que estoy proponiendo son muy precisos, y ese no aparece: reforma de la justicia, la creación de las regiones y la prohibición de la reelección presidencial. Todo lo contrario de la reelección de Uribe.

¿Por qué dice que la capacidad de ejecución del gobierno Santos está cuestionada?

Juan Manuel Santos construyó su candidatura presidencial sobre la propuesta del buen gobierno. Pero resulta que el Gobierno no está gobernando porque está preocupado por las encuestas. Decide que lo más importante es trabajar por la reelección, cuando lo que verdaderamente garantiza su reelección es el buen gobierno. ¿Y qué tenemos hoy en día en el congelador? Aparentemente, la reforma tributaria. La reforma de las corporaciones autónomas regionales. La reforma del régimen penitenciario. La reforma de la salud, que es una bomba de tiempo que nos va a estallar en la cara. El tema de pensiones. Todos esos temas que, son delicados y sensibles, los enterramos y los congelamos. ¿Porque qué tal que eso dañe el ambiente para la reelección? Al Gobierno lo elegimos para que gobernara y no para que se reeligiera. ¿Dónde está el buen gobierno?

Es increíble que el Congreso desafiara a la opinión eligiendo como presidente de la Comisión Primera de la Cámara a uno de los conciliadores de la reforma de la justicia…

Voté en contra de ese candidato. Pero ¿dónde deja la responsabilidad del Gobierno en ese episodio? Ningún gobierno en la historia de Colombia ha tenido las mayorías parlamentarias del 92 por ciento que tiene el gobierno Santos en el Congreso. Es el capital político más grande de la historia republicana. Si uno con ese capital político no puede sacar adelante las reformas estructurales que necesita el país, el que está fallando, antes que el Congreso, es el Gobierno.

Me da pena insistirle en la irresponsabilidad del Congreso…

El Congreso no quiere cambiar, eso es cierto. Por eso propongo una reforma constitucional. Hemos tenido diez propuestas de reforma de la justicia desde el año 76, y todas han fracasado. Esta no es la primera. La reforma de las regiones ha sido saboteada porque el poder de los parlamentarios está en la política departamental y municipal. Y la no reelección presidencial nunca la va a aprobar el Congreso porque el poder presidencial se lo va a impedir. Por eso hay que buscar la manera de hacer las reformas, no de impedirlas.

Lo noto muy duro con el presidente Santos. ¿Será porque dijo en su última entrevista con este diario que le parecía inaudito que un nieto de Laureano durmiera en la misma cama con Piedad Córdoba?

Soy orgulloso de ser nieto de Laureano. El Presidente no me insulta con eso. Nunca dormiría en la misma cama con Piedad Córdoba. Es una mujer apátrida, que ha decidido traicionar las instituciones y la democracia.

A usted lo eligieron en el partido de ‘la U’. ¿Es uribista?

Yo intento ser un político independiente. Rotular a la gente es una manera de anularla. No me voy a dejar rotular, sino que seguiré pensando y actuando como mi conciencia me lo indique.

Se lo pregunto porque a los de ‘la U’ los van a poner a escoger entre quedarse en ese partido o irse para el Puro Centro Democrático. ¿Usted se queda o se va?

A los de ‘la U’ nos eligieron con un mandato. El mismo con el que eligieron a Juan Manuel Santos. Estoy haciendo lo que los electores me dijeron que hiciera. El que está haciendo cosas contrarias a sus electores es el Gobierno. Yo no me he movido de mi sitio. La gente que votó por Miguel Gómez espera que yo haga lo que estoy haciendo. El que se movió de la foto fue el Gobierno.

¿Cómo así que el Gobierno se salió de la foto?

Está haciendo cosas que no son aquellas por las cuales lo eligieron. Los que votaron por Juan Manuel Santos creyeron que iba a mantener la política de seguridad democrática, que continuaría lo que se había hecho en ocho años. Fue un mandato que él recibió. En muchos aspectos, ese mandato está siendo irrespetado. A mí me eligieron con ese mismo mandato. Para que protegiera la seguridad y le hiciera seguimiento al buen gobierno. Yo no me muevo de ahí.

¿Sinceramente le parece justo decir que el Presidente está descuidando la seguridad?

El problema es que el de la seguridad es un tema de voluntad. Y el Gobierno está mandando mensajes ambiguos en ese tema. El marco jurídico para la paz es un mensaje malísimo para el tema de seguridad. Indica que estamos considerando la impunidad para quienes violan los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Eso envía un mensaje que confunde a la opinión pública. Cuando el Gobierno dice que tiene mucho interés en sacar la llave de la paz hace que la gente entienda que el Estado no quiere seguir combatiendo, que el Gobierno está pensando en otra cosa y envalentona a la guerrilla. El Gobierno no puede seguir creyendo que la guerrilla quiere la paz. Los que queremos la paz somos los colombianos. La guerrilla solo quiere el poder. Sobre esa premisa es imposible sentarse a negociar.

¿No es responsable de un gobierno explorar las puertas abiertas para una solución que no sea únicamente el aniquilamiento militar del enemigo?

Las guerras no necesariamente implican el aniquilamiento del enemigo. Lo que pasa es que las guerras hay que ganarlas, no pueden quedar en empate. Las guerras o se ganan o se pierden. Y si el Estado no tiene la voluntad política de ganar la guerra contra las Farc, la va a perder. No se trata de cerrar las puertas de una negociación ni de matar a todos los guerrilleros, pero sí de poner las condiciones para que la negociación de paz se haga en unas condiciones que protejan al Estado y no que lo expongan. El Gobierno no puede negociar las libertades democráticas.

En definitiva, ¿usted no se mueve de la ‘U’?

¿Por qué me voy a ir si estoy haciendo aquello por lo cual me eligieron? Los que se movieron fueron otros. Pero sí debo reconocer que ‘la U’, el partido mayoritario de Colombia, ha entregado todas sus banderas. Ya no puede defender la seguridad. La política de vivienda se la entregaron a Cambio Radical. La política laboral, al Partido Liberal. El manejo de la economía, al Partido Conservador. El partido de ‘la U’ no es el mensajero del Gobierno. Es un partido, una condición de opinión. Tiene que proponer y defender ideas. ¿Qué está proponiendo hoy el partido de ‘la U’ distinto de ser mensajero del Presidente de la República? Nada. Los que proponemos somos el senador Juan Carlos Vélez y yo. Los demás están bravos porque nosotros proponemos cosas.

¿Quién va a ser el presidente de ‘la U’? ¿Usted aspira?

¡María Isabel, a un Gómez no lo eligen presidente de nada! ¿Qué me van a elegir presidente de ‘la U’? Si me lanzo de presidente a la junta administradora de mi edificio, me derrotan. Espero que pongamos una persona que considere que su labor no es cruzar la carrera 7a. a recibir órdenes de Palacio.

¿No es un poco frustrante lo que me acaba de decir? Porque la política es el arte de hacer posible lo imposible…

No, señora. La política, sobre todo, es el arte de agitar ideas. Es lo apasionante de la política. Lo jarto es la manipulación del poder, que es lo que otros entienden por política. Eso es denigrante.

La situación del segundo tiempo de Santos es complicada. Además de que el cambio de táctica de las Farc está produciendo mucho ruido, se anticipa que vendrá una desaceleración económica…

En el tema económico, así como en el de las relaciones internacionales, el presidente Santos ha hecho una buena tarea. Lo que sí es cierto es que no hay un ministro de hacienda del mundo que duerma tranquilo. Pero el Ministro de Hacienda colombiano sigue diciendo que no hay motivos para preocuparnos. La situación económica mundial indica que las políticas públicas no están pudiendo frenar la crisis y que, de pronto, se impone un cambio de modelo económico. El ministro va a tener que dejar de ser el único del mundo que duerme tranquilo.

MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO