Para la CEJ, esta tendencia a no denunciar constituye per se un incentivo para el comportamiento criminal, pues de entrada los delincuentes perciben una alta probabilidad de que su conducta contraria a la Ley quedará en la total impunidad, razón suficiente para que este fenómeno concite la atención prioritaria de las autoridades. / Crédito: Archivo propio.

El 3 de noviembre de 2021 se dio a conocer la versión más reciente de la Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana (ECSC) del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). En esta oportunidad la encuesta tuvo una muestra de 129.919 personas de 15 años y más, residentes habituales del territorio nacional.

Ciertamente, los resultados suscitan toda suerte de reflexión, en cuanto a los retos que debe asumir el país en virtud de un nuevo contexto social: la postpandemia. El COVID-19 no solo develó desafíos en materia sanitaria, también, y en función de las fuertes restricciones a la movilidad de los ciudadanos para contener el contagio, colateralmente algunos fenómenos sociales como el crimen y la inseguridad se han venido agudizando.

La ECSC destaca, entre otros, un dato revelador y es que entre los delitos que más impactan la seguridad ciudadana en Colombia, a saber: hurto, lesiones personales y/o extorsión, en 2020 solo el 27,1% de las víctimas denunciaron el hecho victimizante ante una autoridad, esto es cerca de 3 puntos porcentuales menos en comparación al mismo indicador para 2019.

Una hipótesis que podría explicar este fenómeno es que, a pesar de los esfuerzos de la Rama Judicial, y en general, de todas las instituciones del Sector Justicia por garantizar la prestación continua de los servicios ofertados de cara a la ciudadanía en medio de la pandemia, ésta inevitablemente se configuró como la principal barrera de acceso a la justicia para los ciudadanos.

No está de más resaltar que, con pandemia o sin ella, la tasa de denuncia en Colombia revelada por el DANE históricamente a partir de la ECSC ha sido penosamente baja, lo cual obedece en principio a la creencia de que las autoridades no hacen nada y, en ese sentido, entre las víctimas que no denunciaron el hurto a personas durante 2020, al menos una de cada dos así lo considera.

Para la Corporación Excelencia en la Justicia -CEJ- esta tendencia a no denunciar constituye per se un incentivo para el comportamiento criminal, pues de entrada los delincuentes perciben una alta probabilidad de que su conducta contraria a la Ley quedará en la total impunidad, razón suficiente para que este fenómeno concite la atención prioritaria de las autoridades.

En cuanto a la percepción de inseguridad, el DANE reporta que durante 2021 el 44% de los colombianos manifestaron sentirse inseguros o muy inseguros en su ciudad o municipio de residencia, esta cifra es 5 puntos porcentuales mayor en comparación al dato de 2020. No obstante, es pertinente aclarar que en esta materia existe una marcada diferencia entre los residentes de las cabeceras municipales y los centros poblados del país, en tanto que los primeros reportan una percepción de inseguridad del 48,8% y los segundos del 26,6%.

Por otro lado, la ECSC permite conocer la percepción de inseguridad de las 13 ciudades capitales más grandes del país, sobre lo cual cabe destacar que en 2021 al menos 5: Bucaramanga, Cartagena, Bogotá D.C., Ibagué y Pasto, registran un deterioro significativo en este indicador si se compara con 2020. En contraste, 2 ciudades: Villavicencio y Pereira, registran una mejora significativa en esta materia.

Entre las 13 ciudades que individualmente son objeto de estudio de la ECSC 2021, Bogotá se posicionó como la ciudad capital del país con mayor percepción de inseguridad, en tanto que aproximadamente 8 de cada 10 ciudadanos manifiestan sentirse inseguros o muy inseguros en su lugar de residencia. Por su parte, Manizales, capital del departamento de Caldas, reitera su posición como la ciudad con mejores resultados en esta materia.

La ECSC 2021 indaga también las razones que motivan la percepción de inseguridad entre los habitantes del territorio nacional, respecto de lo cual al menos el 82,9% de quienes residen en ciudades atribuyen su percepción a la presencia de delincuencia común, robos y/o agresiones; el 68,9% a la baja presencia de la fuerza pública, y alrededor del 66,5% a información que ve, escucha y/o recibe de medios de comunicación, redes sociales o en la calle.

La CEJ observa con preocupación los efectos derivados de la inseguridad ciudadana en detrimento de la calidad de vida de los residentes del territorio nacional, particularmente de las mujeres. Los encuestados señalaron con cierta frecuencia evitar, entre otros, los siguientes escenarios: llegar muy tarde a casa (40,7% de los hombres y 42,5% de las mujeres); salir de noche (35,2% de los hombres y 45,4% de las mujeres); portar grandes cantidades de dinero u objetos de valor (39% de los hombres y 40,4% de las mujeres); e incluso, hablar con desconocidos (32,5% de los hombres y 42,8% de las mujeres).

Otro efecto colateral observable en los resultados de la ECSC 2021, derivado entre otros del deterioro de la percepción de inseguridad, es que poco menos de la cuarta parte (23,6%) de las víctimas de hurto, lesiones personales y/o extorsión, justifica el uso de la violencia cuando se trata de castigar a un delincuente. Este fenómeno prevalece más en los hombres (28,5%) que en las mujeres (18,3%).

No sorprende por demás que, en el marco de la ECSC del DANE, el 90,1% de la población encuestada considere que en los próximos 12 meses puede ser víctima de delitos como el hurto a personas, y en menor proporción, de situaciones como el hurto a residencias, las agresiones físicas, la extorsión, las amenazas, la estafa, el fraude bancario, entre otros.

Descargue el informe completo Delitos contra la seguridad ciudadana: de la percepción a la realidad.

Principales cifras de los delitos más recurrentes en cinco de las 32 ciudades capitales del país

Bogotá

Medellín

Cali

Barranquilla

Cartagena