Monitoreo de medios

Tras la silla de Ricaurte

altUn candidato a reemplazar al exmagistrado Francisco Ricaurte está a punto del retiro forzoso, otro no es experto en temas laborales y una más perdió demanda por despedir a una secretaria.

La salida del magistrado cartagenero Francisco Javier Ricaurte parecía un asunto rutinario: cumpliría sus ocho años reglamentarios —que no fueron 12 por la estrepitosa caída de la reforma a la justicia— y se marcharía de la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, la lista que se conformó para que los demás magistrados escojan a quién le cederá la silla este miembro de la Sala Laboral, conformada por seis abogados y divulgada por el Consejo Superior de la Judicatura el pasado 12 de julio, parece haber empezado ya a generar más de una migraña tanto en los pasillos de la corporación como afuera de ese recinto.

El listado lo encabeza Fernando Castillo Cadena, un abogado santandereano de la Universidad Santo Tomás y doctor en Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Es un reputado docente e investigador. No obstante, ha forjado una carrera de 17 años en el campo del derecho económico y no del laboral. Según su currículo, publicado por la Javeriana, de la que es profesor investigador del Departamento de Derecho Económico, desde 1999 da asesorías “en aspectos relacionados con el derecho económico de la seguridad social, la legislación económica y financiera en general”.

A Castillo le siguen Clara Cecilia Dueñas Quevedo, Juan Guillermo Sánchez y Augusto Torregroza Sánchez, cuyas hojas de vida defienden su postulación. Dueñas Quevedo, por ejemplo, abogada de la Universidad Libre, ha invertido buena parte de su carrera estudiando y escribiendo libros sobre temas de seguridad social y de derecho laboral en los sectores público y privado. Juan Guillermo Sánchez Gallego, graduado de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, es el coordinador de la especialización en derecho del trabajo y seguridad social de su alma máter. Augusto Torregroza fue miembro de la Sala Laboral del Tribunal Superior de Santa Marta.

Las preocupaciones en la Corte Suprema vuelven al ver el nombre de Efraín Yáñez Riveros. En su caso el tema no es de experiencia, pues en su recorrido profesional ha sido magistrado de la Sala Laboral del Tribunal Superior de Barranquilla. El asunto con Yáñez es de edad: tiene 62 años. En la Corte Suprema, un buen sector no está convencido del antecedente que sentó el Consejo Superior de la Judicatura cuando, hace un par de meses, le dio la razón al consejero de Estado William Giraldo y determinó que, en aras de la igualdad, no se le podía forzar al retiro por causa de su edad, como se ha exigido siempre para el Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia.

De los seis candidatos a la Sala Laboral de la Corte, sin embargo, el antecedente que más inquieta es el de Lucy Stella Vásquez Sarmiento. Hace un par de años esta magistrada del Tribunal Superior de Bogotá recibió la orden de una jueza de reintegrar a María Adelaida Ruiz Villoria en la Secretaría de la Sala Laboral de ese tribunal, y de paso le costó una indemnización al Estado, pues se encontró que Ruiz Villoria había sido despedida injustificadamente.

La pelea entre Vásquez y la secretaria María Adelaida Ruiz comenzó en 2006, cuando a la Sala Laboral llegó un proceso en el que el demandante era un hermano de la magistrada Vásquez. El caso le correspondió al magistrado Miller Esquivel y en septiembre de ese año produjo fallo. Según Ruiz Villoria, a finales de octubre la magistrada se dio cuenta de que el caso había sido resuelto y regañó a la secretaria “por no haber estado pendiente y avisarle cuando había salido, pues ya era tarde para presentar el recurso de casación respectivo”. A partir de ese momento, denunció Ruiz Villoria, empezó un “plan de hostigamiento secreto”.

Dicho plan se concretó en que en tres sesiones de sala, sin que Ruiz Villoria estuviera presente, la magistrada Vásquez presentó un informe al resto de sus colegas informándolos de “supuestos incumplimientos y falencias” por parte de María Adelaida Ruiz. Se trataba, según la demanda, de “funciones que nunca fueron asignadas al cargo” de la secretaria. Ruiz Villoria denunció, además, que el mencionado informe en el que se evidenciaban sus fallas “no fue complementado por otro magistrado, lo cual se explica por el hecho de que el resto de los integrantes de la Sala no tenían queja alguna”.

Este pleito no se detuvo en el reintegro de María Adelaida Ruiz. Ella denunció penalmente a la Sala Laboral del Tribunal Superior de Bogotá por las supuestas irregularidades en que también habrían incurrido ellos al aprobar su despido y, aunque el fiscal (e) Guillermo Mendoza Diago lo archivó, el año pasado la fiscal Viviane Morales lo desempolvó y las indagaciones en contra de los magistrados continuaron, con el antecedente de que una jueza administrativa de Bogotá ya le dio la razón a María Adelaida Ruiz Villoria.
 

El ajedrez político de la Defensoría

Elección será el 21 de agosto

En terna presentada por el presidente no hubo conocidos abogados del conservatismo o de la U. Repunta el liberalismo, dicen analistas.

Con el anuncio de la terna de candidatos a la Defensoría del Pueblo para reemplazar al saliente Vólmar Pérez se pone a prueba una vez más el esquema de Unidad Nacional que ha prevalecido en las relaciones entre el Gobierno y el Congreso. Desde el fracaso de la reforma a la justicia, que dejó mal parados ante la opinión nacional a los dos poderes públicos, se rumora que hay fracturas en el modelo institucional del presidente Santos. La elección del nuevo defensor pone a prueba cómo está hoy el pulso entre las distintas fuerzas políticas.

Aunque Vólmar Pérez llegó a ser defensor del Pueblo para concluir el mandato del exmagistrado Eduardo Cifuentes, quien renunció al cargo, para nadie es un secreto que su posterior ratificación y reelección hasta cumplir nueve años al frente de la institución, fue posible gracias al apoyo del Partido Conservador. De hecho, en las últimas semanas fueron insistentes las versiones de que esta colectividad iba a conservar esta plaza. No obstante, la sorpresa es que ninguno de los candidatos de la terna tiene esa filiación política.

En los mentideros políticos se afirma que ante la casi segura reelección de Alejandro Ordóñez en la Procuraduría, los conservadores quedarían con suficiente cuota de poder en el actual modelo del presidente Santos. Además, en los próximos días, en el interior de las cortes, se presentarán otros movimientos para cambios de magistrados y, a pesar de que se trata de cargos de especialización judicial, no cabe duda de que también son posiciones de manejo político. En tal sentido se explica la ausencia conservadora en la terna para defensor.

Lo que no sorprende son dos de los nombres incluidos por el primer mandatario: los abogados Jorge Armando Otálora y Beatriz Linares Cantillo. Del primero —desde que formalizó su renuncia como magistrado de la Sala Disciplinaria del Consejo de la Judicatura, el pasado 11 de julio— aunque en su dimisión argumentó que lo hacía por “razones estrictamente personales”, e incluso dejó entrever su malestar por el “evidente e inocultable proceso de desinstitucionalización” de la entidad producto del fracaso de la reforma a la justicia, siempre se dijo que iba por la Defensoría.

Sobre Beatriz Linares —de larga trayectoria en la misma Defensoría del Pueblo y experta en el tema de los derechos de la niñez, la juventud y las mujeres— al margen de su trayectoria profesional, también fue un secreto a voces que iba a ser ternada por su cercanía profesional con la primera dama, María Clemencia Rodríguez. La sorpresa de la terna en esta ocasión fue la abogada Olga Lucía Gaitán, quien también ostenta trayectoria en la Defensoría del Pueblo y cuenta con el respaldo de las organizaciones sociales.

Pero más allá de la experiencia de los candidatos, a partir de hoy y hasta el próximo 21 de agosto, fecha prevista para la elección, el juego es político. Y en este incierto terreno las cargas están divididas. A los conservadores no les gustó mucho la ausencia de un candidato suyo, pero saben que a la vuelta de la esquina viene la elección del procurador, en la que parece van a la fija con la reelección de Alejandro Ordóñez. Pero en la U sí que hay caras largas, pues su candidato era el exdelegado del Ministerio Público y exmagistrado auxiliar de la Corte Constitucional Javier Tobo, y brilló por su ausencia.

En cambio, los que están de plácemes son los liberales, que en tiempos de Uribe tuvieron que atrincherarse en la oposición sacrificando sus cuotas políticas y ahora con Santos están protagonizando de nuevo en las posiciones de poder. Lo que se dice es que los ternados siguen esa línea ideológica, aunque también saben que la suerte definitiva será producto de los acuerdos en el Legislativo. Y aunque habrá tiempo para exponer argumentos ante la plenaria de la Cámara —de alguna manera para darle un tinte de proceso democrático a la designación— a la hora del voto pesan son las mayorías.

En cuanto a los aspirantes mismos, sin duda el más conocido por la opinión pública es Otálora. Abogado de la Universidad Católica y especializado en Ciencias Penales de la universidad Externado, se trata de un profesional de largo recorrido en la Rama Judicial, desde sus inicios como notificador de un juzgado penal, hasta procurador judicial o vicefiscal general de la Nación. Además, como abogado independiente, ha tenido múltiples consultorías. Se mueve como pez en el agua en el periodismo y la política, y no le fue difícil llegar a ser magistrado del Consejo de la Judicatura.

Pero como la pelea es precisamente en la arena política, ya empezaron a surgir argumentos en su contra. Por ejemplo, que fue uno de los asesores de la captadora ilegal DMG o que salió de la Fiscalía en medio de una pugna interna por el poder. Ahora tendrá que hacer lo que les criticó a los magistrados de las mismas cortes después del fracaso de la reforma a la justicia. Como lo dijo en reciente entrevista con El Tiempo, en la que lamentó el papel que desempeñaron algunos magistrados “de haberse dejado tentar por el camino del lobby frente al Congreso”.

Por su parte, Beatriz Linares es abogada de la Universidad de los Andes, con una extensa hoja de vida en temas de derechos humanos y de defensa de grupos poblacionales en situación de vulnerabilidad y, sobre todo, coautora de la Ley de Infancia y Adolescencia. Hoy forma parte de la Comisión Intersectorial para la Prevención del Reclutamiento de Menores de Edad para los Grupos Armados y trabaja de la mano de la Presidencia en diversos asuntos relativos a su especialidad. En materia política, paradójicamente ese puede ser su punto débil.

Sobre Olga Lucía Gaitán, aunque políticamente es la menos conocida de los tres candidatos, en el ámbito de la defensa de los derechos humanos sí es apreciable su recorrido. Hoy es coordinadora del Área de Fortalecimiento del Estado del Programa de Derechos Humanos Usaid, pero además ya estuvo encargada de la Defensoría del Pueblo. Entre las organizaciones sociales es la favorita, sin embargo, este ascendente tendrá que revalidarlo ante los representantes a la Cámara que se mueven en un ámbito distinto al de las ONG.

De cualquier modo, a falta de discusiones por proyectos de ley o por reformas a la Constitución, por estos días el plato fuerte de la política es la pelea por la Procuraduría, las cortes y, por supuesto, la Defensoría del Pueblo. En este último cargo, se trata de un organismo cuya nómina en costos puede estar rondando los $300 mil millones al año y que sólo en el ámbito de los defensores públicos a su servicio puede proveer plazas de trabajo para unos 2.300 funcionarios. Eso sin tener en cuenta los requerimientos en las diversas regiones.

Todo está por verse y esta será una semana de abierta candidatura de los ternados. Sin embargo, de dientes para afuera, ya empezaron a surgir voces que demuestran que no todos quedaron contentos con las postulaciones desde la Casa de Nariño. La prueba es el comentario del representante Miguel Gómez, de la U: “Me preocupa que estamos pasando de la Unidad Nacional a la unidad liberal. Acá el partido mayoritario es la U, pero nos falta carácter y criterio. Por ahora, lo que puedo decir es que el presidente Santos está es con el Partido Liberal”.
 

Congreso pide a MOE que sea veedora en elección de magistrados y Procurador General

altLa Misión de Observación Electoral y Elección Visible serán veedores del proceso de elección del próximo magistrado de la Corte Constitucional, que se llevará a cabo en dos semanas, de procurador General de la Nación y Defensor del Pueblo, a realizarse en los siguientes meses por parte del Congreso.

El presidente del Senado, Roy Barreras, invitó a las dos organizaciones a revisar los procesos de audiencias de los candidatos y organizar las preguntas que responderán públicamente.

Así mismo, se espera que con las dos organizaciones dentro del proceso, la elección sea pública y los congresistas anuncien el voto de su candidato favorito a estos tres puestos.

Barreras agradeció la buena voluntad de estas organizaciones de unirse al proceso, cuyo fin será escoger los candidatos más idóneos y comprometidos con el país.
 Audio 

http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/congreso-pide-a-moe-que-sea-veedora-en-eleccion-de-magistrados-y-procurador-general/20120803/nota/1735009.aspx

Observadores electorales garantizarán proceso transparente en elección de Magistrado: Roy Barreras

Misión de Observación Electoral y Elección Visible participarán activamente en futuros procesos electorales al interior del Congreso, como la votación y elección de Procurador General y Defensor del Pueblo.

El Presidente del Senado, Roy Barreras, invitó formalmente a la Misión de Observación Electoral –MOE- en cabeza de su directora Alejandra Barrios, y a Gloria María Borrero directora de Elección Visible, para que actúen como observadores electorales en las próximas decisiones que tomará el Congreso de la República, al elegir Magistrado de la Corte Constitucional, Procurador General de la Nación, y Defensor del Pueblo.

Barreras indicó que los observadores electorales, representantes de la sociedad civil, y las ONG especializadas en dicha materia, podrán participar activamente en las audiencias públicas que se realizarán para cada caso, y coadyuvarán a la academia en la elaboración de las preguntas que responderán públicamente los respectivos candidatos.

Finalmente, el Presidente del Congreso, también agradeció la buena voluntad de estas importantes organizaciones, de unirse a este proceso de transparencia y visibilidad que hace la corporación, cuyo fin será escoger los candidatos más idóneos y comprometidos con el país.