Bogotá, 28 de noviembre de 2020. A continuación, se reproduce la columna escrita por Javier Cabrera en La Nación. El texto fue tomado de su página web.
Los resultados de la última encuesta de INVAMER, contratada por Caracol y Blu Radio, realizada en 44 ciudades; 14 de ellas ciudades capitales, en la que el 45% de los colombianos encuestados manifiestan no sentirse seguros en la ciudad en que viven, demuestra que la inseguridad es la otra pandemia en Colombia, comparada solo con la crisis económica que estamos viviendo actualmente.
Al margen de si estos resultados son percepción o realidad, se deben determinar culpables, los primeros siempre son, la policia y los gobernantes. Pero pienso que no obstante, la falta de pie de fuerza en nuestros municipios y ciudades es injusto y ligero señalarlos a los dos como los principales y únicos responsables, la policia hace su mayor esfuerzo y los gobernantes igual, ninguno de actúa negligentemente, ellos comprenden la importancia de la situación, y como les afecta su imagen pública e institucional.
Algunos culparán a la crisis económica actual y tienen razón, pero eso es un tema para analizar en otra columna.
Los verdaderos culpables de que la delincuencia obre a sus anchas surgen al analizar un poco más dicha encuesta. Según la cual el 62% de los encuestados no denuncian los delitos de los que fueron victima. Esta cifra nos muestra a uno de los principales culpables de la inseguridad en nuestras ciudades: La justicia, Esa que no opera eficientemente, que no cuenta con las herramientas o elementos indicados, y encriptada en un sistema que no permite mantener tras las rejas a una delincuente y que cuando lo hace, permanece en hacinamiento, muy lejos de alcanzar la resocialización, finalidad primaria de la pena.
Según la Corporación Excelencia a la Justicia, es posible que los colombianos no denuncien, porque perdieron credibilidad en la justicia y piensan que existe impunidad, es decir, perdieron la confianza en la justicia de nuestro país.
Los colombianos desconfían en nuestra justicia, en nuestro sistema denunciar no solo es lento y demorado sino peligroso para la victima, que en muchas ocasiones debe hacerlo esperando eternamente con su victimario al frente. Es por esto que la delincuencia crece y con ella la inseguridad. El delincuente sabe que nadie lo va a castigar, menos aún a condenar, y tiene la certeza que una vez capturado, al poco tiempo podrá salir a delinquir, ¿Cómo contener la delincuencia con un sistema al que los delincuentes se burlan?
Yo me pregunto ¿Cuándo y quien hará algo al respecto?
Lea la columna de Javier Cabrera aquí.
