Esta es la conclusión tras el informe de gestión presentado este miércoles por Teresa Moya Suta, directora de la institución. El hacinamiento sigue siendo uno de los problemas más graves, incrementado inclusive por la entrada en vigencia de nuevas leyes penales (Ley de convivencia y seguridad ciudadana).
Este inconveniente se espera cambie una vez entren en vigencia los brazaletes o chips, que permitirán una masiva excarcelación de internos en circunstancias especiales, además de la construcción de nuevas cárceles en diferentes zonas del país.

Pero hay aspectos que hacen la diferencia: la atención en salud, la capacitación, la alimentación y las adecuaciones en 42 de los 140 centros penitenciarios hacen parte de los cambios que benefician a los más de 63 mil internos, según el censo carcelario adelantado al 31 de diciembre de 2007.

El Colombiano / 11 de diciembre de 2008