¿Qué le deja su paso por la Corte Constitucional?

Es la experiencia más extraordinaria de mi vida. Llegar a la Corte Constitucional es el mayor sueño de cualquier hombre de derecho. Ojo, no de derecha (risas). Es participar activamente en forjar buena parte de las instituciones políticas del país.

Ya que lo dice, ¿cómo empatan su ideología conservadora con sentencias como la de la semana pasada, que reconoció nuevos derechos a las parejas homosexuales?

Es que ser conservador no significa que deba uno oponerse a cualquier avance dentro de la sociedad: es progresar, pero preservando los valores básicos de la comunidad. Esta decisión es congruente con mi filosofía y pensamiento. Los de la Corte son aportes a la jurisprudencia constitucional que han tenido especial cuidado en preservar los valores fundamentales de nuestra cultura y de la moral social.

¿Habrá matrimonio gay y adopción para parejas de un mismo sexo en Colombia?

Mi posición personal dentro de la Corte es que las instituciones del matrimonio y de la adopción no se pueden extender a las parejas del mismo sexo porque nuestra Constitución establece un modelo de familia fundado en la pareja monogámica y heterosexual, que es de la esencia del matrimonio. Desde la más remota antigüedad se trata de una unión entre un hombre y una mujer con propósitos de procreación, unidad y crianza de los hijos. Eso se ha mantenido en todos los códigos jurídicos y morales que se han formulado a lo largo de la historia.

¿Sí son acatados los fallos de la Corte Constitucional o se quedan en el papel?

Puedo decir que en un alto porcentaje las sentencias de la Corte son reconocidas y aceptadas, incluso, por los funcionarios públicos, con excepción de algunas áreas como las de la seguridad social. Allí, por razones burocráticas, se tiene la tendencia a desconocer la jurisprudencia constitucional.

El Gobierno también ha cuestionado algunos de fallos de la Corte…

El Ejecutivo ha sido respetuoso de las sentencias. Sin embargo, en ocasiones, acude a una práctica censurable, que es impulsar proyectos de reforma constitucional.

Eso pasó con ciertas medidas que impedían a los servidores públicos del ingreso a la carrera administrativa.

No es un propiamente un desacato, pero se trata de prácticas censurables que sí está creando una cultura contraria a los principios y valores constitucionales.

¿Qué tan cercano era Rodrigo Escobar al presidente Álvaro Uribe?

Algunos sectores me identificaron con el actual gobierno en razón a mis convicciones filosóficas y políticas. Sin embargo, mis posiciones en la Corte han sido siempre independientes. En muchísimos fallos, como ponente o magistrado, impulsé decisiones contrarias a la política del Gobierno. Por ejemplo, la obligación de Estado de actualizar los salarios a los servidores públicos o la sentencia que declaró inconstitucional la Ley Forestal.

¿Cómo manejó esa cercanía en fallos como el que aprobó la primera reelección?

El acto legislativo mediante el cual se autorizó la reelección presidencial por primera vez en Colombia, de la que fui ponente, fue el fruto de una decisión colectiva. Se analizó con rigor todo el procedimiento de expedición de la iniciativa y no se encontró ningún vicio de procedimiento que justificara su declaratoria de inconstitucionalidad.

Nuestra decisión fue jurídica. Nos basamos en razones de derecho y no en criterios públicos o de conveniencia y la conclusión a la que se llegó es que el acto se ajustó a la Constitución.

Hay sectores que creen que la reelección creó un desbalance de poderes…

Ese punto fue cuidadosamente estudiado por la Corte. En la sentencia se dijo que, por una sola vez, la reelección no afectaba el equilibrio de los poderes.

¿Y una segunda vez si afectaría el equilibrio?
 
Esos son temas políticos a los que no quiero referirme.

¿Porque resignó la posibilidad de ser postulado por el Presidente al cargo de Procurador?

En un principio manifesté el interés, porque era un trabajo afín a mi perfil jurídico, que es el derecho administrativo y el respeto de los derechos humanos. Pero después cambiaron las circunstancias políticas, lo que me llevó a declinar cualquier designación.

¿El Gobierno lo dejó solo?

Funcionarios allegados al Gobierno me manifestaron el interés del Ejecutivo de que yo fuera Procurador. Lo cierto es que después hubo una gran demora de la Corte Suprema en la escogencia de su candidato, lo que le dio una gran ventaja al doctor Alejandro Ordóñez. Esa circunstancia me llevó a ver con claridad que cualquier aspiración mía no tendría ninguna posibilidad en el Senado.

¿Cómo ve a los nuevos magistrados que integrarán la Corte?

Quienes lleguen deben ser juristas revestidos de una alta autoridad moral y jurídica y sí sería deseable que hubiera una Corte Constitucional más pluralista, con magistrados de distintas posiciones y convicciones filosóficas, políticas y jurídicas. Ello es lo que verdaderamente permite un intercambio y que haya un mejoramiento de la jurisprudencia.

¿A qué se va a dedicar ahora?

Aunque tengo muchas propuestas tentadoras en el campo de la política, mi vocación es el derecho y mi propósito es dedicarme al ejercicio de mi profesión. A la academia y al derecho administrativo y a continuar promoviendo una cultura de respeto por los derechos humanos.

¿Quiénes lo quieren lanzar?

Amigos que consideran que por mi paso por la Corte Constitucional ya tengo los suficientes méritos para dedicarme a la política. Pero después de una profunda reflexión he considerado que lo mío es el derecho y que debo mantenerme en esa línea.

El Tiempo / 03 de febrero de 2009