Las demandas caerán sobre ella o sobre su sucesor, Orlando García Herreros. Es cierto que muchas demandas son de notarios que fueron nombrados por el alto Gobierno, por compromisos con políticos y parlamentarios, y que querían seguir atornillados en sus notarías. Pero también es cierto que hubo casos absolutamente injustos. Uno de ellos: el caso del notario 44, Juan Arciniegas. Resulta que Arciniegas se sometió, disciplinada y juiciosamente, a todos los chequeos y todos los exámenes ¡y pasó! «aclamado» y laureado como buen MIT. Ante las altas calificaciones que obtuvo Arciniegas, supuso que ocurriría uno de tres: un ascenso, una confirmación en su notaría o una asignación de nueva notaría.
Ni lo primero, ni lo segundo y mucho menos lo tercero. Después del concurso, se procedió a nombrar a su sucesor en la Notaría 44 y Arciniegas se quedó esperando. Y espere… y espere… y espere… y espere… Diciembre, enero, febrero, marzo, abril, mayo… ¡y Arciniegas en la calle, calle…! Finalmente, lo acaban de nombrar (seis meses después) en la Notaría Segunda, después de seis meses de pataleo. Y la excusa es la misma que dan a todos los ciudadanos: «venga mañana».
CM& / 02 de junio de 2009