Según la dependencia de Infancia y Adolescencia de esa institución en esta zona del país, por la inexistencia de un centro especializado para jóvenes delincuentes, la Policía debe destinar entre 350 mil y 400 mil pesos en el traslado de cada menor, cada vez que las autoridades judiciales ordenan la privación de la libertad de uno de ellos.
El gasto de traslado, que anteriormente corría por cuenta del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar seccional Sucre, incluye mantenimiento del vehículo, combustible, el costo de las unidades policiales que hacen el acompañamiento e imprevistos.
El teniente Andrés Posada, comandante de la Policía de Infancia y Adolescencia en Sucre, informó que en lo corrido del año han sido ordenados tres traslados de menores infractores hacia un centro especializado en el municipio de Turbaco, Bolívar.
“Si el traslado lo realiza el Instituto de Bienestar Familiar, el costo es mayor. A parte del vehículo, el combustible y la seguridad policial también deben costear el acompañamiento de un funcionario del Icbf. Si son dos los menores aprehendidos, entonces se debe contratar otro vehículo porque el número de personas es mayor. Eso requiere más seguridad y por ende más personal”, señaló el oficial.
Los gastos solo por concepto de traslados se duplican si se tiene en cuenta que cada menor infractor debe ser escuchado por un juez en audiencia, en la ciudad donde se cometió el delito, lo que implica que luego de su aprehensión y traslado, debe ser traído nuevamente para la diligencia.
En 2009, la Policía reportó la aprehensión de 220 menores señalados de haber incurrido en delitos como el hurto, porte ilegal de armas y estupefacientes, de los cuales unos 10 menores debieron ser recluidos en centros especializados en Bolívar. En lo corrido del presente año ya van más de 55 capturas de menores infractores y tres traslados.
Durante el acto de inauguración del Centro Especializado para Adolescentes de Sincelejo (Cespa), el pasado mes de mayo, el gobernador de Sucre, Jorge Barraza, dijo que el compromiso de la construcción de dicho centro sigue firme, pero la realidad ha sido distinta.