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Durante muchísimos años a los integrantes de la CSJ se les consideraba los más éticos e íntegros del país. Ellos estaban por encima de los partidos políticos, eran seres superiores, discretos, nadie discutía sus fallos. Hoy? ¿quién no opina sobre sus decisiones? Lo que dicen esos altos magistrados -divulgado casi a diario en los medios- se ha vuelto comidilla de tertulias y costureros.

¿Por qué y qué busca la CSJ con tanta publicidad alrededor de sus decisiones? ¿Por qué se niegan a escoger Fiscal de una terna que cumple con los requisitos legales y alargan sus decisiones? ¿Qué intereses hay detrás de la exigencia de cambio de la terna de candidatos? ¿Tienen afán en mostrar que son capaces de ganarle el pulso al Presidente y que ellos son la máxima autoridad en Colombia? ¿Son simpatizantes de Samper, de Pastrana o del Polo, o de todos juntos? O será como dice el politólogo Alfredo Rangel en El Colombiano, que la Corte es un partido más de la oposición, pues rara vez condenan o critican los actos de las Farc y de sus simpatizantes, ni se ocupan de las fallas o culpas que puedan tener los antagonistas de Uribe.

Yo pienso que es muy factible que hayan entrado a competir en el juego de las vanidades, fantaseen con el poder y encuentren en la propaganda, directa e indirecta, la forma de obtenerlo.

En fin, gran tristeza causa ver a esta Corte pegada de opiniones o testigos de escasa credibilidad o analizando facetas de la vida cotidiana, poco trascendentes. Es como si nuestra otrora distinguida CSJ nos resultara con pies de barro, mediática y plañidera.

Parece que al juzgar las pruebas, éstas se consideran convincentes dependiendo de quien provengan. Según Mauricio Vargas, "la Corte creyó que no había motivos para enjuiciar a los congresistas de la 'farcpolítica', a pesar de que el computador de 'Raúl Reyes' arrojaba indicios muy fuertes".

En Periodista Digital -periodismo español en internet- un columnista cuyo nombre olvido, escribió: "existen aquellos que se creen justicieros globalizadores? hay ardorosos magistrados que compiten ruidosamente por el estrellato con el juez Garzón? Muy poco investigan los asesinatos que cometió el régimen castrista, ni a los talibanes que participaron o influyeron en los atentados terroristas en el Tren de cercanías en Madrid"?

Cualquier parecido con nuestra realidad no es coincidencia. Aquí, muchas personas nunca critican las dictaduras vitalicias de Gadafi o de los hermanos Castro, para mencionar sólo a estos tiranos ni critican ningún régimen comunista, ni a quienes conducen sus pueblos con mandatos de terror. Tampoco mencionan los excesos, acuerdos y el armamentismo de Chávez en Venezuela, ni los de Correa en Ecuador, como tampoco los tratados del militar venezolano con Rusia e Irán. Esos no los mencionan, ni critican.

Vivimos pues en la ley del embudo: todo lo que pueda perjudicar a este Gobierno se magnifica y condena y todo lo que provenga o afecte la oposición pasa de agache.

El Colombiano / 04 de noviembre de 2009