Nación El Presidente, tras tres meses sin que la Corte elija al nuevo Fiscal, decidió llevar el caso a juicio de la opinión pública. En la Corte, los que dicen que la terna es inviable comienzan a perder terreno.
Hace muchos días que el presidente Álvaro Uribe no interrumpía la programación de televisión para hacer una alocución al país. Y el jueves la hizo con un único mensaje: pedirle a la Corte Suprema que reflexionara sobre la terna que le envió para que elija al Fiscal General de la Nación.
La intención que parece animar al mandatario es la de poner a jugar a la opinión pública en este tire y afloje que ya lleva tres meses y al que todavía no se le ve la luz al final del túnel. "Fiscal no va a haber antes del próximo año", es lo que dicen en los pasillos del Palacio de Justicia.
Esta es la más reciente batalla de la puja entre los dos poderes más connotados del Estado, que hasta la semana pasada parecía estar empatada. Sin embargo, con su alocución, el Presidente convenció a algunos.
Uribe hizo un minucioso relato de sus reuniones con el presidente y el vicepresidente de la Corte, Augusto Ibáñez y Jaime Arrubla, para discutir la terna que mandó al alto tribunal para elegir al Fiscal. Según el mandatario, le plantearon que las objeciones de la Corte sobre uno de los ternados, Juan Ángel Palacio, eran insuperables, pero que las de los otros dos -Virginia Uribe y Camilo Ospina- no lo eran. Que como resultado de esa objeción -siguió contando el Presidente- se dio la renuncia de Palacio y "cuando les conté que el había presentado su renuncia a la terna, me contestaron: 'El 'impasse' queda superado'".
La aparición de Uribe se dio horas después de que la sala plena de la Corte volvió a votar y ratificó que la terna era inviable. Esta vez el resultado fue 12-8. Es decir, perdió terreno el grupo de los que la consideran inviable, pues la última vez habían sacado 14 votos. En la sesión no estuvo el vicepresidente Arrubla, que por tener una gran amistad con el nuevo ternado, Marco Velilla, se esperaba que podía cambiar su voto, ni tampoco estuvo Francisco Ricaurte, quien se ha mantenido firme en la idea de que se debe votar la terna. Es decir, de haber estado estos dos, el resultado podría haberse apretado a 12-10.
¿Pero por qué los directivos de la Corte le habrían dicho primero una cosa a Uribe y luego la decisión fue otra?
En la versión más rosa se podría decir que hubo un malentendido. Cuando el gobierno anunció que el nuevo miembro de la terna era Velilla, el propio Ibáñez repitió en público que la terna seguía siendo "inviable". "Esa es la postura nuestra, él entendió otra cosa", dijo el viernes Ibáñez refiriéndose a Uribe.
El malentendido pudo nacer de una reunión preparatoria que sostuvieron el ministro del Interior, Fabio Valencia, y el magistrado Arrubla. En ella, según dijeron a SEMANA dos magistrados, habrían acordado que con cambiar a Palacio sería suficiente.
Pero más allá del supuesto malentendido, y de si el presidente está diciendo o no la verdad, la elección del Fiscal sigue bloqueada porque la mayoría de la Corte considera que la terna no es idónea. Alegan que el Fiscal debe ser penalista para que lleve procesos de funcionarios aforados. Es decir, no puede delegar el caso cuando se investiga a ministros, generales, directores de departamentos administrativos y gobernadores, entre otros.
Lo que habría que preguntarse es si no sería mejor cambiar la norma, pues con tantos altos funcionarios investigados, buena parte del tiempo del Fiscal General se va en el estudio de casos y en las audiencias, cuando su tarea principal debería ser la administración de cerca de 20.000 funcionarios y el manejo de los crímenes de alto impacto.
Es claro que el gobierno con la terna ha cumplido con los términos que la Constitución le ha planteado. Y también que la Corte trata de exigir candidatos independientes ante la perspectiva de que el Presidente se reelija de nuevo. Pero es tiempo de que la Corte se pregunte qué tanto vale la pena para el país y para ella misma seguir dilatando esta selección.
Semana / 31 de octubre de 2009