Por FERNANDO NAVAS TALERO

"LA elección del actual rector del organismo fiscalizador fue criticada no solamente por esa razón, sino porque el doctor Osorio reconoció que su experiencia en el campo de la criminalística, la criminología y el ejercicio del Derecho Penal no es amplia y por ello se dijo que no se encuentra capacitado para cumplir a cabalidad con la ingente labor encomendada de perseguir el delito y promover la sanción de los responsables". (11-06-02).

La transcripción corresponde a un comentario hecho en esta columna, con ocasión del debate que se dio a raíz de la elección del doctor Osorio como Fiscal General de la Nación. También se argumentó en el mismo sentido cuando se eligió al doctor Mario Iguarán y es ahora esta la razón que ha tenido en cuenta la Corte Suprema de Justicia para negarse a designar a esta autoridad con apoyo en la terna que le ha enviado el Presidente de la República.

La circunstancia de que las elecciones de Fiscal que se han hecho en el pasado hayan sido bajo la misma perspectiva, esto es, que los designados, con excepción de Gómez Méndez, ninguno haya acreditado especialización en Derecho Penal, pareciera constituirse en un precedente que hoy desautoriza las objeciones que la Corte Suprema aduce. Podría argumentarse que esta Corte de ahora no es la misma del pasado y que los magistrados de la actualidad tienen todo el derecho en fijar un criterio diferente.

El asunto no es tan fácil como parece. No faltan quienes sostienen que la omisión de la Corte puede tipificar un prevaricato, pues no existe discrecionalidad en su competencia para hacer este nombramiento y de ahí que en las oportunidades anteriores se haya plegado a la postulación del Ejecutivo.

Otros, por el contrario, creen que la Corte tiene todo el derecho en darle a la interpretación de los textos constitucionales el alcance que la experiencia exige. "Las normas... sobre todo cuando son individualizadas por los órganos jurisdiccionales, son vividas de nuevo actualmente por quienes las cumplen y por quienes las aplican, y entonces son formas de vida humana viva, es decir, presente, real y efectiva" (Recasens Siches).

El Gobierno, entre tanto, ha ratificado la postulación de sus tres candidatos; los candidatos de ninguna manera piensan en renunciar, pues no atienden las objeciones de la Corte y la Corte insiste en que los postulados no reúnen las calidades subjetivas exigidas para ejercer esa magistratura. ¿Quién tiene la razón?

En otros tiempos, en las épocas en que imperaba la lógica de lo razonable, seguramente que sería fácil encontrar una solución, una salida a la situación, pero en un Estado donde lo que impera es la arbitrariedad, disfrazada de racionalidad y de legalidad, el conflicto terminará resuelto por el más poderoso. Para el futuro hay que pensar en una reforma al sistema de elección de este funcionario.

El Nuevo Siglo / 23 de septiembre de 2009