La terna para la designación del nuevo Fiscal General de la Nación fue enviada en forma tardía por el señor Presidente de la República a la Corte Suprema de Justicia para la elección en propiedad del Fiscal. Los tres candidatos fueron escogidos constitucionalmente. Una decisión de esta categoría debe contar con más tiempo.

La Corte ha resuelto enviarle una carta al Presidente preguntándole si ratifica la terna luego del conocimiento que se tiene sobre aspectos personales y profesionales de los candidatos. Nota por lo demás inoportuna e improcedente porque el Presidente en su libre albedrío seleccionó a los candidatos bajo su propia percepción y él es finalmente el responsable por las condiciones de cada uno de los candidatos y se debe agregar que por los tres, en conjunto en igualdad de oportunidad. A él le compete la obligación, indeclinable por demás, de haber enviado a consideración de la Corte, los mejores, si hay meritocracia, para el imprescindible cargo de Fiscal General.

La Corte está en el compromiso moral, si es que todavía es valedera en el país la concepción, y jurídico de devolver la terna si uno, dos o los tres candidatos tienen deficiencias evidentes para desempeñar el cargo, o alguno tiene inhabilidades e incompatibilidades nítidamente definidas por la Constitución, las leyes o las normas vigentes. La terna no puede constituirse en una lista de dos y menos en una única candidatura posible.

Las ternas son tres, ni uno menos y ni uno más. A veces, lastimosamente, aparece un cuarto que juega extra y al precipitarse la invalidación de la terna emerge cual centella.

Todavía existe la costumbre en algunas personas o entidades en presentar ternas de uno, ya que evidentemente dos no aceptan o no están preparados o tienen inconvenientes personales o jurídicos previos para aceptar un cargo.

Antes era muy frecuente que dos de los candidatos fueran de relleno, aunque aún pasa, y se sabía que sólo uno disimulado en la composición de la terna era el que sería tenido en cuenta. ¡Aah, la memoria es frágil, pero la historia convalida los ejemplos que ahí están! Y para más infortunio, en Caldas era y todavía es, en algunos lares, una rutina de tal manera que la terna se convierte en una farsa. ¿Presta su nombre? Y son tan guapos o guapas, que lo hacen.

Un cargo como el de Fiscal General no puede aceptar que ningún candidato tenga la más mínima tacha en su historial profesional y administrativo. La vida pública deberá ser un crisol, y la privada reservada a su intimidad debe ser respetada, siempre y cuando, no se constituya en motivo de escándalo o interfiera en su función.

Cualquiera no debe ser Fiscal General de Colombia pero queda en la conciencia de cada candidato definir su suficiencia, experiencia y autoridad para ejercer el cargo. Y en Caldas, se han presentado candidatos a cargos en el sector estatal y privado, sin atender a las más elementales normas del juicio y autocrítica que debe tener todo funcionario. ¡En el camino aprendo! Vergonzoso aunque si puede aprender pero sobre bases sólidas que le otorgan la idoneidad para el cargo.

Estar en una terna es un compromiso. Dejarse ternar sin posibilidades es una irresponsabilidad y un juego, aunque sea sólo eso, al que éticamente no debe prestarse.

Manizales, Ciudad Universitaria

La Patria / 11 de agosto de 2009