Comenzamos esta columna uniéndonos al coro de quienes echan de menos la presencia de por lo menos un especialista en derecho penal dentro de la terna que presentó el Presidente a la Corte. Es lamentable además que no exista un colegio de abogados penalistas capaz de elevar esa protesta pues (junto con el cargo de Magistrado de la Sala Penal de la Corte Suprema ) el puesto de Fiscal General de la Nación es el máximo honor al que debería aspirar un abogado que se ha entregado al litigio penal o a la investigación criminalística.
Pero a lo hecho, pecho y si el criterio determinante para escoger al próximo Fiscal es el de la independencia, habrá que explicar ante quién debe reputarse tal condición y qué significa exactamente ser ‘independiente'.
Ese cuento de que el Fiscal debe ser independiente sólo del poder Ejecutivo, merece una revisión profunda. Es verdad que el Presidente de la República lo presenta, pero quien lo escoge es la Corte y eso, a la larga, es más importante y comprometedor que una simple postulación. Sobra recordar, entretanto, que el Fiscal no investiga al Primer Mandatario como tampoco lo hace con los Magistrados de la Corte, así que su posición es igual frente a los dos. Primos, hermanos y amigos tienen los unos como los otros, de manera que lo de la independencia aplica tanto para el Presidente y su entorno como para los honorables magistrados. Quienes organizan la ‘elección visible' deberán estar atentos de cuántos y cuáles nuevos funcionarios entrarán a la planta de la Fiscalía sin muchos más méritos que ser familiares o recomendados tanto del nominador como de los electores finales.
Por último y quizás más importante, es la independencia que debe gritar el nuevo Fiscal frente a los carteles de abogados que se tienen tomada la Fiscalía desde hace años. Independiente tiene que ser el nuevo Fiscal ante ex procuradores, ex fiscales y abogados poderosos que mueven sus fichas dentro de la Fiscalía a su antojo y cobran jugosos honorarios por ello.
¡Qué gane efectivamente el más independiente!, entendiendo por ‘independencia' todo lo anteriormente mencionado.
Pd. Estoy de acuerdo con María Isabel Rueda. Lo de las mujeres en las ternas es puro relleno. No ha llegado la hora de que ellas cuenten de verdad y lo de la doctora Virginia Uribe, así lo demuestra. Al doctor Juan Ángel Palacio, la mejor de las suertes por su seriedad y dedicación pura a los temas jurídicos. Al doctor Camilo Ospina, que por andar pendiente de este temita de la ‘independencia' no deje de lado su vocación de administrador que también cuenta en esta elección.
Vanguardia / 13 de julio de 2009