Por Ernesto McCausland

Con la elección de Jorge Pretelt y María Victoria Calle como magistrados de la Corte quedó finalmente integrada la nueva Corte Constitucional. Con seis de los nueve magistrados estrenando funciones, la nueva Corte se diferencia de la anterior en lo siguiente:

1. Es más conservadora, tanto ideológicamente como en su concepción del derecho.

Nilson Pinilla, Gabriel Eduardo Mendoza, Jorge Pretelt, María Victoria Calle y Mauricio González tienen una aproximación tradicional al derecho. Tienden a privilegiar la seguridad jurídica y son más formalistas y tradicionales en su interpretación del derecho. Teniendo en cuenta sus fallos anteriores o la formación que tienen, es menos probable que utilicen técnicas modernas y flexibles para interpretar la Constitución como diferir los efectos de una sentencia en casos en que tumbarla por vicios de forma genere unos efectos económicos graves.

En cuanto a debates morales como matrimonio gay, aborto, dosis personal, separación Iglesia-Estado, Pinilla, Mendoza y Pretelt vienen de sectores conservadores mientras que Juan Carlos Henao, Mauricio González y Luis Ernesto Vargas formarán el bloque liberal en esos temas, posiblemente con Sierra Porto. No se sabe la posición de Jorge Iván Palacio y Calle.

En la Corte anterior el bloque conservador en estos temas era una clara minoría integrada por Marco Gerardo Monroy, Rodrigo Escobar Gil y en algunos temas por Alvaro Tafur. Aunque paradójicamente, las sentencias más progresistas sobre homosexuales fueron ponencia de Monroy y Escobar.


2. Más bajo perfil

Mientras la Corte anterior tenía un Vicefiscal y ex Defensor del Pueblo como Jaime Córdoba, un académico reconocido y prolífico como Marco Gerardo Monroy y un decano de una prestigiosa facultad de derecho y artífice de la Constitución del 91 y de la tutela como Manuel José Cepeda, la nueva Corte carece de grandes figuras.

El nivel decisorio que han tenido magistrados como Calle, Pretelt, Sierra o Henao -a juzgar por sus hojas de vida- ha estado más circunscrito al sector privado o a arbitramentos donde si bien se deciden grandes montos no se afecta la vida de muchas personas.
La trayectoria académica de los nuevos magistrados también es menos sólida que las de magistrados de cortes anteriores. No hay un Ciro Angarita que desarrolló una doctrina sobre derecho civil, o un Vladimiro Naranjo que avanzó la Teoría General del Estado o un Carlos Gaviria, que había sido decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia.

Si bien la nueva Corte tiene cuatro ex magistrados con trayectoria en el área judicial -Vargas, Palacio, Mendoza y Pinilla- el único especializado en temas constitucionales es Humberto Sierra. Su formación, sin embargo, es en constitucionalismo español, que es de los menos avanzados en la aplicación de soluciones creativas a problemas jurídicos.

Sentencias tan revolucionarias como la de los desplazados, la de Salud o la de las cárceles de las Cortes anteriores posiblemente no se verán en la nueva por el esfuerzo intelectual y de trabajo que suponen. Salvo en Henao, no se ve ese nivel de ambición en ninguno de los nuevos magistrados. Aunque obviamente esto puede cambiar pues muchas veces el hábito hace al monje.



3. Pero no es una Corte de bolsillo de Uribe.

Aunque en muchos sectores se sospecha que dado que los nueve magistrados han sido nombrados durante la Presidencia de Álvaro Uribe, la independencia de la Corte es cosa del pasado, hay varios indicios para pensar que no será así.

Lo primero es que la Corte toma decisiones colegiadas y argumentadas y varios estudios demuestran que la institucionalidad termina pesando más que cada uno de sus miembros. Por eso, incluso un magistrado tan conservador como Escobar Gil terminó apoyando la ponencia a favor de derechos patrimoniales para parejas homosexuales.

Lo segundo es que la mayoría de los nuevos magistrados conservaron los magistrados auxiliares y los equipos de sus antecesores, con lo cual se evidencia una intención de continuar en la misma línea.

En concordancia con esto, los magistrados que arrancaron en enero han respetado hasta ahora los precedentes. Por ejemplo, al tumbar el Estatuto de Desarrollo Rural, que era el proyecto estrella del ex Ministro Andrés Arias, Palacio, Vargas y Henao respetaron la jurisprudencia anterior. Nilson Pinilla, quien ha sido identificado en algunos medios como gobiernista, votó a favor de tumbar la conmoción interior salvando el precedente.

Por último, el que cuatro de los nuevos magistrados vengan del sector judicial da una cierta garantía de que asumirán en serio su independencia como jueces. Henao y Sierra Porto también son personas independientes.

Aún si Calle y Pretelt siguen la línea de Mauricio González y se convierten en defensores incondicionales de la línea de gobierno por encima de respetar los precedentes, seguirían siendo minoría. Tendrían que contar con una gran habilidad argumentativa y creatividad constitucional para convencer a los demás.

Por eso, ante la pregunta de si el fallo sobre la constitucionalidad del referendo está cantado a favor de Uribe como piensan algunos, la respuesta es no se sabe.

Es cierto que esta Corte está más alineada ideológicamente con Uribe, que tiene menos experiencia en asumir decisiones difíciles y que ninguno favorece la tesis de que una segunda reelección implicaría sustituir la Constitución. Pero también es cierto que si votan a favor de una segunda reelección no lo harán porque les hayan dado la orden desde Palacio.

La Silla Vacia (www.lasillavacia.com) / 01 de abril de 2009