Nilson Pinilla, el presidente de la Corte, dice que allí no llegaron 'uribistas sino juristas' y garantiza que el Tribunal mantendrá independencia. Analistas le dan compás de espera.
En las próximas dos semanas, cuando se posesionen los dos magistrados elegidos por el Senado, arrancará en firme la tercera generación de la Corte Constitucional en 17 años de existencia de ese tribunal.
Tras casi medio año en un período de relevos que trajo seis caras nuevas al Palacio de Justicia, la Sala Plena por fin estará completa.
Las decisiones que tomen en el mediano plazo darán algunas pistas sobre su talante. En la agenda ya figura una demanda entablada por los gay para obtener el derecho a adoptar. Y, aunque aún no ha sido aprobado por el Congreso, muchos dan por hecho que la Corte tendrá que decidir la legalidad de una nueva reelección presidencial.
Nilson Pinilla, el actual presidente, garantiza que los 'nuevos' "van a mantener el nivel jurídico que le dieron a la Corte quienes terminaron su periodo".
"No sé de ningún uribista que haya llegado a la Corte Constitucional. Lo que sí sé es que han llegado juristas", dice en respuesta a los que aseguran que esta nueva versión de los 'guardianes' de la Carta del 91 es gobiernista.
¿Cómo quedó la Corte tras los relevos? Lo que sí podría asegurarse es que de allí salió un antiuribista declarado: el ex magistrado Jaime Araújo Rentería, uno de los constitucionalistas más reconocidos del país y que se caracterizó por sus posiciones críticas frente al Gobierno.
La cuota femenina no varió. De la Corte se fue Clara Inés Vargas y llegó María Victoria Calle. Era una situación previsible, pues la mayoría en las ternas presentadas por todos los proponentes eran hombres.
Los que vienen de la Rama Judicial, como juristas de carrera, son cuatro: el presidente, Nilson Pinilla, que venía de la Corte Suprema y lleva tres años; Jorge Iván Palacio, ex magistrado de la Sala Laboral de la misma Corte; Luis Ernesto Vargas, ex magistrado del Tribunal Superior de Bogotá, y Gabriel Mendoza, que fue consejero de Estado.
Humberto Sierra Porto, que lleva casi cinco años, es el único experto constitucionalista que queda en la Corte. Venía de la Academia.
Jorge Pretelt, la señora Calle, Juan Carlos Henao y Mauricio González (que lleva dos años y venía de la Secretaría Jurídica de Palacio) hicieron carrera como abogados litigantes y consultores.
Gloria María Borrero, directora de la Corporación Excelencia en la Justicia, dice que a la nueva Corte hay que darle un compás de espera, aunque lamenta que la selección del Senado se hubiera inclinado por abogados promedio. Y señala también que en esta Corte no se verá la diversidad ideológica de sus dos versiones anteriores.
Elizabeth Ungar, de Congreso Visible (que con Excelencia en la Justicia, Transparencia por Colombia y otras organizaciones sociales y académicas le hicieron seguimiento al proceso de cambio), asegura incluso que puede hablarse de una Corte ideológicamente conservadora.
Pinilla, que es conservador, riposta que en las decisiones del tribunal primará la defensa de los derechos de los sectores menos favorecidos o discriminados (como la población desplazada y los homosexuales) y que la filiación política no incidirá. Y hasta hace una apuesta arriesgada: "Esta nueva Corte será revolucionaria".
El proceso deja también a las organizaciones que se agruparon en Elección Visible con un sabor agridulce: celebran que la Corte Suprema y el Consejo de Estado atendieron algunas de sus sugerencias de transparencia, pero dicen que no fueron escuchados en Presidencia y que las dos ternas que envió el Gobierno eran 'ternas de uno', pues en ambas había candidatos que prácticamente tenían asegurada su elección aun sin ir al Senado.
El Tiempo / 28 de marzo de 2009