Fuente: El Tiempo

EDITORIAL

La credibilidad de nuestros jueces anda manga por hombro, y es de las altas cortes de donde debe provenir el buen ejemplo de entereza.

Ahora que están tan de moda los 'carruseles' variopintos, hay que mirar con ojo de águila la cada vez más arraigada costumbre de algunos magistrados de intercambiar mutuamente favores que garanticen su permanencia en altas posiciones de poder.

En el centro de los cuestionamientos está el Consejo Superior de la Judicatura (CSJ), órgano necesitado de prestigio y de nuevos miembros que se lo devuelvan. Hay allí dos vacantes que la Corte Suprema de Justicia debe proveer hoy, ojalá con los profesionales más idóneos. En este sentido, no es una buena señal que los tres aspirantes sean todos exmagistrados salidos hace pocos meses del alto tribunal.

Y es que varias voces han advertido sobre lo inconveniente de que magistrados salten de una corte a otra. En este sentido se pronunció, por ejemplo, Elección Visible, un colectivo de reconocidas ONG.

Ellos se suman a quienes han dejado claro que no es conveniente para una justicia necesitada de recobrar su brillo que sus altos funcionarios se aferren a sus posiciones de poder sin dar la oportunidad a la renovación y a que a esos cargos lleguen personas con méritos, hojas de vida impecables, prolija experiencia y bríos.

De ahí la delicada tarea que tiene la Corte Suprema, que debe nombrar a los mejores candidatos y no a quienes ya cumplieron un largo ciclo en la Rama. Debe cuidar que lleguen profesionales con unas destrezas muy particulares para desempeñar las exigentes funciones de gobierno, regulación, administración y control de la gestión judicial, que vienen de la mano de tan honrosa designación.

El más interesado en esto debe ser, reiteramos, el CSJ. Es la oportunidad para enderezar su rumbo, si es que la Corte Suprema no decide atornillar la puerta giratoria que abrió para que los magistrados pasaran de una corte a otra.

Es, en suma, la hora de la grandeza. La credibilidad de nuestros jueces anda manga por hombro, y es de las altas cortes de donde debe provenir el buen ejemplo de entereza. Una elección que no deje dudas resarciría en algo la cuenta que no han saldado con la sociedad. De no ser así, es mejor reabrir el proceso con todas las garantías de transparencia y publicidad que demanda tan importante elección.