EN MOMENTOS en que todos los ojos están puestos en la elección del Fiscal General, proceso que lleva más de diez meses sin resultado, y en la del presidente en propiedad de la Corte Suprema de Justicia, hay una votación que también está cargo del alto tribunal que ha pasado desapercibida y que ha terminado influyendo en al aplazamiento de las demás.
Se trata de la vacancia que dejó la ex magistrada Isaura Vargas en la Sala de Casación Laboral, quien dejó su cargo en agosto del 2009 por cumplimiento del período, y que hasta el momento no ha sido ocupada.
La elección del reemplazo de Vargas está a cargo de la Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia, de una lista de mínimo cinco candidatos que tiene que enviar la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura.
Dicha elección se realiza por el mismo mecanismo que para escoger Fiscal General. De los nombres sugeridos, los 22 magistrados de la Corte votan, hasta que alguno de ellos obtenga la mayoría calificada.
Sin embargo, aún ninguno de los nombres ha obtenido dicha mayoría y así entorpece el quórum necesario para realizar las elecciones del director del órgano acusador y del presidente del órgano de cierre de la Justicia Penal Ordinaria.
Esto obedece a que, primero, cuando citan la Sala Plena, el orden del día arranca con la elección del magistrado de la Sala de Casación Laboral, después con la del reemplazo de Mario Iguarán y por último la de presidente y vicepresidente de la Corte Suprema. Entonces, la primera elección atrasa las demás.
De igual manera, al no completarse el quórum de 23 magistrados que integran las tres salas de casación, el voto del magistrado faltante podría ser definitivo a la hora de salir elegido el próximo director en propiedad del ente investigador.
La candidata a fiscal Margarita Cabello ha obtenido siempre la mayoría de los votos, pero en varias de las rondas le ha faltado el apoyo de al menos tres magistrados para salir electa con la mayoría calificada.
Estas rondas de votaciones se han realizado casi todas las semanas desde enero, cuando la Corte entró de la vacancia judicial y después que la terna para fiscal se renovara en casi su totalidad, como consecuencia de la renuncia de dos de los tres postulados.
Los otros dos aspirantes a fiscal, el magistrado Marco Antonio Velilla y el ex ministro Camilo Ospina, se han turnado el segundo y tercer puesto respectivamente en las distintas votaciones.
También, el voto de ese magistrado que falta en la Sala de Casación Laboral es importante en la elección del presidente y vicepresidente del alto Tribunal, cargos que actualmente ocupan en calidad de encargados, los magistrados Jaime Arrubla y Elsy del Pilar Cuello.
El año pasado la elección del presidente de la corporación duró aproximadamente cinco meses, hasta que salió electo el magistrado de la Sala Penal, Augusto Ibáñez.
Este año le corresponde la presidencia a la Sala de Casación Civil, cuyos aspirantes son el actual encargado Arrubla y el magistrado Pedro Munar.
No obstante, aparte de la importancia a la hora de conformar un quórum, la ausencia del magistrado en propiedad en la Sala Laboral se hace manifiesta cuando dicha sala debe tomar una decisión judicial que le corresponda de manera colegiada.
El Nuevo Siglo / 16 de abril de 2010