Luis Tejero | Madrid
Álvaro Uribe y la Corte Suprema mantienen un pulso que dura ya tres años a cuenta de los escándalos en su entorno y también, desde hace unos meses, por el bloqueo en el nombramiento del nuevo fiscal general que debe investigarlos. El presidente de la Corte, Augusto Ibáñez, visita estos días Madrid invitado por el Centro Internacional de Toledo para la Paz (CITpax).Pregunta.- Uribe le acusa de querer dar "un golpe de Estado" por negarse a aceptar a alguno de sus tres aspirantes a fiscal general.
Respuesta.- La Corte Suprema sólo busca dar una visión que permita percibir Colombia como un Estado perfectamente civilizado.
P.- ¿Puede un fiscal propuesto por Uribe investigar a fondo la 'parapolítica' -vínculos entre paramilitares y políticos- y el espionaje a rivales del propio presidente?
R.- Respetamos la facultad presidencial exclusiva de presentar sus candidatos. Lo que pasa es que esa facultad se complementa y se completa con la disposición de la Corte, que examina esa terna de aspirantes y observa si de acuerdo con su idea de otorgar al Estado un señor fiscal general, no uno cualquiera, se cumple con esa aspiración. La discusión no existiría si a la Corte, que no es una mera tramitadora, se le demuestra que los aspirantes llenan las expectativas.
P.- ¿Qué le falta a esa terna?
R.- En Colombia el fiscal forma parte de la rama judicial, no de la ejecutiva. Y por ello debe tener todas las características de un juez: imparcialidad, independencia, idoneidad, honradez...
P.- Este debate lleva dilatándose desde agosto. ¿Hasta dónde llegará la Corte si Uribe no cede?
R.- Una vez se destrabe la postura del Ejecutivo, la Corte entrará en reflexión. Pero ese no es el problema. Se ha presentado como que no hay fiscal, y sí lo hay: el vicefiscal, según la ley, pasa a ser fiscal hasta que haya un nombramiento. ¿Esto quiere decir que hay acefalia? No, el fiscal existe y la Fiscalía está funcionando a buen ritmo.
P.- ¿En qué medida afecta esta crisis al prestigio del país en el exterior? Washington y Londres se plantean congelar las ayudas a los fiscales colombianos...
R.- No creo que sea así. Hace unos días me reuní con sus embajadores y no hay dificultades. Los temas que nos interesan están funcionando con flexibilidad, y creo que el prestigio de Colombia debe salir adelante porque lo que intenta la Corte es nombrar a un fiscal que garantice todos los procesos.
P.- ¿Cree que Uribe sería más radical si el país no estuviera en el centro del foco informativo?
R.- En Colombia hay un departamento que se llama Cundinamarca, y para responder a preguntas como esta suele decirse: "Es que estamos en Cundinamarca, no en Dinamarca". Pero Colombia es un Estado respetuoso de las leyes, y al cumplir los compromisos internacionales quien sale mejor parado es el propio Estado, porque consigue gran legitimidad internacional.
P.- ¿Corren peligro los jueces que investigan la parapolítica?
R.- Las oficinas de seguridad han llevado a cabo muchas reflexiones sobre el tema. Pero los riesgos existen. No quiero decir que el Gobierno haya eludido esa observación, pero hay temas muy complicados, como la corrupción, en los que hay un alto riesgo. La delincuencia tiene mucha fuerza y las decisiones que no le gustan implican un riesgo de vida.
P.- ¿Ha temido por la suya?
R.- Hace unos días hubo una amenaza contra mí y contra el vicepresidente de la Corte. Es un riesgo que existe y así lo entienden los servicios de inteligencia.
P.- Llegó al cargo cuando la disputa con el Ejecutivo llevaba ya dos años y lo dejará seguramente antes de que se resuelva el dilema. ¿Qué hará cuando deje de ser "el malo de la película"?
R.- Los planteamientos agresivos me imagino que se deben a la situación, pero yo no tengo odio contra nadie. Después de enero volveré al silencio de mi escritorio como magistrado. Más a gusto.
El Mundo - España / 25 de noviembre de 2009